Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Papell

El barrido de la CUP

La impotencia de JxS obligó al nacionalismo democrático a pactar con la CUP, una organización radical para formar gobierno

La mayoría parlamentaria soberanista en el Parlamento de Cataluña está formada, como es sabido, por Junts pel Sí (JxS) -la candidatura unitaria formada por el PDeCAT (antigua CiU), ERC, Demócratas de Cataluña y Moviment d'Esquerres- y por la Candidatura de Unidad Popular (CUP), una formación antisistema y ecologista. En la cámara Catalana, la lista de JxS, encabezada por Artur Mas, obtuvo en 2015 el 39,59% de los votos y 62 diputados, en tanto la CUP consiguió el 8,21% y diez diputados, de forma que el soberanismo reunió 72 diputados (mayoría absoluta en un parlamento de 135 escaños) con el 47,80% de los votos. Es decir, sin mayoría absoluta de sufragios.

La impotencia de JxS, que perdió nueve escaños con respecto a los que las dos formaciones integrantes habían logrado en las elecciones autonómicas anteriores de 2012 (entonces reunían 71 diputados, 50 CiU y 21 ERC), obligó al nacionalismo democrático a pactar con la CUP, una organización radical para formar gobierno. La CUP impuso entonces a JxS la humillante condición de que no fuese Artur Mas el presidente de la Generalitat, por lo que fue colocado en su lugar Puigdemont, un independentista "de toda la vida".

El resto de la historia ha sido la deriva hacia el hipotético referéndum del 1-O, durante la cual se ha producido un creciente distanciamiento de la legalidad vigente y avance hacia la rupturista Declaración Unilateral de Independencia (DUI), en flagrante y consciente violación de la Constitución vigente. Pero a medida que se aproxima la fecha fatídica, se van percibiendo también las discrepancias de fondo entre JxS y la CUP que la comunidad del objetivo central, la autodeterminación, no consigue enmascarar. El último incidente ha sido la descalificación de Santi Vila, el conseller más brillante y moderado de PDeCAT, por parte de Anna Gabriel (a Vila se le reserva un papel conciliador tras el 1-O).

En efecto, JxS aspira en su programa máximo a que Cataluña se convierta en una república independiente en el seno de la Unión Europea -sus líderes pretenden incluso el imposible de que con la secesión no llegue a salir de la Unión-, sin abandonar el euro, ni del entramado occidental de seguridad y defensa. La CUP, en cambio, quiere sacar Cataluña de España para convertirla en un Estado utópico, fuera de la Unión Europea y de la OTAN, con una economía autogestionaria y un régimen asambleario de partido único? El modelo europeo más cercano sería el que mantuvo Enver Hoxa en Albania, último vestigio de un colectivismo fenecido.

Mientras se desarrollaba el proyecto secesionista, esta discrepancia de fondo, que no es precisamente banal, carecía de verdadera importancia, y algunas gentes de JxS reían incluso las gracias a los traviesos militantes de la CUP, que ahora, como se sabe, están decididos a expulsar el turismo que recibe nuestro país, una actividad intrascendente y prescindible que nos proporciona tan solo el 11% del PIB y el 13% del empleo. La alarma ha saltado cuando la CUP ha preparado los carteles del 1-O, en los que una matrona barre el mapa de las tierras catalanas, expulsando de ellas al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; al rey Felipe VI y a su hermana Cristina; al expresidente del Gobierno José María Aznar; al cardenal Rouco Varela, a la presidenta del Santander Patricia Botín? y a los expresidentes de la Generalitat Jordi Pujol y Artur Mas, entre otros. La escena, titulada "¡Barrámoslos! Desobediencia, autodeterminación, Països Catalans", está inspirada claramente en otro cartel de 1919 en el que se visualiza a Lenin barriendo las tres patas del poder establecido: la monarquía, la religión y el capital. La CUP ha declarado que, efectivamente, quiere "barrer el capitalismo, el patriarcado, la corrupción y la monarquía".

¿Están seguros los nacionalistas democráticos de que les conviene lanzarse al vacío de una rebelión de consecuencias imprevisibles de la mano de quienes ya han manifestado que quieren sacarles literalmente del mapa de Cataluña?

Compartir el artículo

stats