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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

No habrá financiación para Balears

Que no se albergue esperanza alguna: no habrá financiación adecuada para Balears. El Gobierno de Mariano Rajoy no corregirá...

Que no se albergue esperanza alguna: no habrá financiación adecuada para Balears. El Gobierno de Mariano Rajoy no corregirá el que puede definirse sin exagerar en demasía expolio fiscal al que se ha sometido a las islas desde que se creo el quebrado Estado de las Autonomías. Balears seguirá siendo una de las principales paganas del sistema. La riqueza que aquí se genera financiará a comunidades como la andaluza, en la que la peronista Susana Díaz, cerril en la negativa a que se racionalice un sistema que consiente agravios capaces de soliviantar al más templado, evidencia las corruptelas del sisterma. Nunca nada ha hecho el PP para evitarlo. Solo intentar situar a Javier Arenas en la presidencia de la Junta, con lo que el mal se hubiera acrecentado hasta rozar lo insoportable. Nada solventará Rajoy. Todo serán palabras, solo palabras. Ha sido sonrojante, hasta de sentir la llamada vergüenza ajena, contemplar la foto en la que un desmadejado Biel Company, el cada vez más desvaído presidente del PP balear, acompañado de la risueña Marga Prohens, inconsciente de que el cargo que ocupa, portavoz del Grupo Popular en el Parlament, excede sus capacidades y María Salom, la sinuosa delegada del Gobierno, dispuesta a dejar varado a Company cuando llegue le momento oportuno, aparecen junto al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Se trataba de contrarrestar las reuniones que la presidenta del Govern, Francina Armengol, mantuvo en Madrid para negociar un sistema de financiación un poco menos lacerante para los intereses de Balears. Vana pretensión la de Armengol, que ahora vuelve con la demanda del régimen especial, el artificio que vendió Jaume Matas, del que al llegar al Congreso de los Diputados de él no quedó ni el recuerdo. Armengol puede levantar la voz al ser el de España un gobierno del adversario. No lo hizo Antich y sí los populares gobernando Rodríguez Zapatero. La constante cosmológica se mantiene incólume: ignorar las demandas que desde Balears llegan.

No hay razones para la extrañeza si entre los diputados que Balears envía al Congreso los de PP y PSOE están sujetos a disciplina espartana, sometidos a los intereses estatales de sus partidos; los de Podemos andan ocupados en sus cuitas, florituras y discrepancias leninistas y el de Ciudadanos, un tal Fernando Navarro, no tiene empacho en afirmar que representa a España cuando es cogido en el flagrante renuncio de constatar que únicamente ha presentado una iniciativa que atañe a la circunscripción por la que ha sido elegido. Navarro es la quitaesencia del diputado cunero, el que puede ir en la candidatura de cualquier provincia española. Si Albert Rivera le dijera que ha de serlo por Ceuta, encantado aceptaría. Les diría a los ceutíes que es un diputado español y que a España se debe. Hierático, silente, no debe penar: la marca blanca está lo suficientemente asentada para que en las próximas elecciones los ciudadanos de Balears nuevamente lo aposentemos en las Cortes, en las que dirá sí o no según se le ordene. Nunca como con él se han plasmado la notorias carencias que aquejan al sistema.

Volvamos a la foto: Company, en ella, exhibe el inacabable ridículo que protagoniza. Dice que respalda las pretensiones de Armengol, "sin demagogias". Company no hace demagogias. Cuando se lequitan las bridas, cuando se queda sin estribos, lenguaraz, vocifera que Rajoy se despreocupe (lo hace, a conciencia) por lo que en Balears acontece, que vaya a lo suyo, porque de Armengol se encarga él. Por eso ha hecho la visita de cumplido a Montoro, para recordarle que se olvide de la presidenta de Balears. En cuanto a Armengol, qué atrevido se puede ser cuando gobiernan los otros y qué pusilánme se torna al ser los propios los que llegan.

Que la financiación para Balears duerma el eterno sueño de los justos. Jamás será alumbrada en el Estado de las Autonomías.

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