Concedamos que el mayor riesgo del ejercicio del periodismo, desde sus inicios artesanales en el siglo XVII, es, sin duda alguna, el relacionado con la seguridad personal de quien informa. Admitamos también que el ejercicio del periodismo no requiere, la mayoría de las veces, ni poner en riesgo la integridad ni mucho menos la vida.

En cualquier caso, el ejercicio periodístico deviene en una continua apuesta por exponer, a través de hechos concretos, muchas veces pequeños y cotidianos, los fallos del sistema, interpretarlos y revelarlos a los lectores de prensa, a los oyentes de la radio y a los telespectadores, sin más riesgo, aunque no es poco, que una multa, el descrédito o la pérdida del trabajo. Por fortuna, hay quienes, ejercen el periodismo ignorando sus consecuencias, con la vocación propia de quienes alimentan una curiosidad ilimitada y solamente se sienten reconfortados si hallan respuestas, afrontan a diario desafíos que, por ser más mundanos y cotidianos, no dejan de ser trascendentales y, por tanto, necesarios.

Precursora y maestra, Joana María Roque vivía el periodismo casi como una fe. Fue la primera periodista que en Diario de Mallorca informó sobre un caso de violencia de género, a principios de la década de los 70, cuyo enfoque desdibujó las lindes de lo que hasta el momento había sido el tratamiento de los casos de asesinato de mujeres en la prensa local. Curiosamente, también fueron mujeres periodistas las que informaron sobre el tema en los demás periódicos mallorquines ( Gina Garcías en Última Hora y Elena Checa en Diario de Baleares) y la suma de su trabajo conjunto, que fue instintivo, tanto en la exposición de la noticia sobre el crimen que quedó sin resolver como en la posterior cobertura de su consecuencia (la primera manifestación feminista que recorrió Palma en demanda de una mayor seguridad para las mujeres en la calle), asentó los nuevos términos de la redacción de noticias que protagonizaban mujeres desde un punto de vista que por entonces no se conocía y que hoy llamamos "de género".

Puede ser que fuera esta experiencia la que impulsó a Roque, años más tarde, a ser la primera mujer periodista y mallorquina que, a petición propia y en contra del criterio del entonces director de Diario de Mallorca, se incorporó a la sección de "Sucesos" de un periódico. Por entonces, la mayoría de periodistas de sexo masculino creían que tenían que proteger de tal visión del mundo a sus colegas de profesión de sexo femenino.

Roque fue, además, la primera mujer que obtuvo en Baleares la corresponsalía de un periódico de tirada nacional, La Vanguardia, y la primera que dirigió, en calidad de periodista, una emisora de radio en Mallorca, Radio Calviá.

Fue maestra y mentora de periodistas, exploró y consolidó modelos de comunicación, enfrentó y afrontó retos y dificultades profesionales para defender la solvencia de una noticia sólida o de un proyecto que le mereciera crédito y, sin ninguna duda, fue una precursora a la que expreso público reconocimiento por cuanto me enseñó en vida y por cuanto seguiré aprendiendo de su ejemplo.

* Periodista y escritora