Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Kovacs pasa la página mallorquina

Su Fundación, "entidad científica sin ánimo de lucro" como la autodesignaba, incurría cuando menos y antes de la reciente quiebra en un par de contradicciones. La primera, etiquetarse de científica cuando su práctica, la neuroreflexoterapia -que así llamaba a la inserción de grapas para tratar los dolores de espalda-, no contaba con ensayos clínicos solventes que la avalasen ya que muchos de los artículos al respecto fueron publicados en revistas auspiciadas por la propia Fundación, y las comisiones nacionales de neurología y neurocirugía la incluían entre las medicinas alternativas. Por lo que respecta a su proclamado altruismo, tal vez subyaciese bajo los más de nueve millones de euros que percibió de la sanidad pública balear entre 2003 y 2015, año en que finalmente el Govern puso fin a la subvención.

Al haber sido objeto la susodicha Fundación y por mi parte de una columna en su día, evitaré entrar en pormenores sobre el rentable placebo y sus estrategias de mercado, pero no puedo sustraerme al efecto llamada para la digresión que supone declararse en suspensión de pagos en cuanto la fantasmagoría dejó de atraer dineros del erario y, en paralelo, poner en venta el domicilio palmesano, como se publicó a principios de mes en este mismo diario. Se revela claramente la utilidad de las mentiras cuando trabajadas y con adecuado respaldo, como fue el caso. Ahora abandona Mallorca y a buen seguro que, en poco tiempo, preferirá poner definitivamente tierra de por medio respecto a una comunidad donde los favoritismos y sus correspondientes sesgos, en cuanto a la concesión y el negociete, parecen haber encontrado un abonado sustrato para corruptelas que demasiadas veces se hurtan a la justicia.

Ahí están las digitaciones para el compi: desde Podemos y Bachiller a Barceló con Garau. O el Minerval que, aunque su valedor no gozase de similar respaldo económico, era también promocionado al estilo de la Purga Benito y, si en el caso de la Fundación llegó a afirmarse que el trabajo de los médicos especialistas dejaba bastante que desear, por lo que atañe al biólogo minervalista serían los oncólogos quienes tenían aún mucho que aprender en cuanto al tratamiento de los tumores cerebrales.

Si los mencionados y otros cuantos son tan listos como aparentan (un "niño prodigio", se ha dicho de Kovacs), les sería a todos aplicable aquella afirmación de Camus en su novela La caída: que todo hombre inteligente sueña con ser un gánster. Y alguno que otro lo consigue (partidos políticos, instituciones varias o realeza mediante), bajo el disfraz de la competencia profesional, hasta que salta la liebre y, entonces, pelotas fuera y/o mudar de residencia, sin el menor empacho en dejar a sus avalistas, sea la UIB, la conselleria de Sanidad o la formación política que corresponda, con sus vergüenzas al aire. Y con tanta frecuencia que Balears se diría contagiada de desmadres exhibicionistas más propios de Punta Ballena, aunque ello no resuma los repetidos aconteceres ni orille otras responsabilidades. Incluidas las del rey emérito, a quien habrá que reconocer una cierta heterodoxia propia de la posmodernidad: desde la Fundación que auspiciaba como presidente honorífico, a sus apuestas por dimensiones varias: de grandeza propia de su condición, caso de los elefantes, o pequeñas minucias como serían las grapas que aplicaba el subsidiado al amparo de su majestad.

En vista de todo lo anterior y un algo hartos de denuncias sin visos de solución a corto plazo, cabría valorar la oportunidad de establecer comisiones de expertos que dictaminasen con objetividad la pertinencia de determinadas iniciativas más allá de intereses espurios (a este respecto, convendrá señalar que miembros de la Fundación, integrados en el IB-Salut, emitían informes favorables para su financiación pública). Y me permitirán que excluya de las mismas a representantes de colegios profesionales o sindicatos. La ecotasa no precisa en modo alguno la opinión de los hoteleros por razones que a nadie escapan y superponibles al error que supondría solicitar el parecer sobre las grapas a acupuntores, curanderos y otras hierbas. Los mismos criterios debieran aplicarse por lo que hace a la construcción de una nueva autopista, adecuada utilización de los edificios públicos medio vacíos, financiación sanitaria para prestaciones sin relación con enfermedad alguna o, por supuesto y por no seguir, las carreras de coches o motos habrían de contar con el beneplácito de las asociaciones vecinales afectadas.

Nada, desde luego, que la mayoría de ustedes no haya comentado en más de una ocasión y, de ser así, ha mucho tiempo que la Fundación habría dejado de ser noticia: desde su misma apertura de haber consultado a quienes entendían del tema aunque, llegados aquí, sólo quepa confiar en que su promotor se aplique en carne propia lo que aconsejaba Stendhal en Rojo y negro: "Cuando las cosas vienen mal, hay que dedicarse a la lectura y la agricultura". En vez de volver al más de lo mismo pero esta vez en Madrid.

Esperemos que Kovacs, en bien de los muchos que tienen problemas con su columna, acepte la sugerencia del eximio escritor y, por qué no, incluso podríamos probar las lechugas y tomates de su cosecha. Previo arbitraje, por descontado, de la pertinente comisión.

Compartir el artículo

stats