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¡Muchas gracias, Amancio Ortega!

Tras conocer algunas de las críticas al dueño de Inditex y fundador de Zara, Amancio Ortega, por su donación de 320 millones para la compra de instrumental por parte de la sanidad pública, no puedo por menos que hacerme eco del filósofo Rubert de Ventós cuando afirmó que en el otro mundo se pagan los pecados y en este las tonterías, lo que ocurriría (en perjuicio de los enfermos) de rechazar su dinero como han propuesto algunas Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) -para mi sorpresa como presidente que fui de la misma en Balears, tiempo atrás-; entre otras las de Aragón, Canarias, Galicia o País Vasco.

Nada hay más complejo que la realidad, y por eso es frecuente mezclar el culo con las témporas (prejuicios frente a eficacia y oportunidad). Sobre todo cuando no se conoce del tema en cuestión -diagnóstico y tratamiento oncológico- lo suficiente, como parece ser el caso. Y es que nuestra excelente sanidad se enfrenta a dos cuellos de botella que demandan a gritos un aumento en la inversión: personal insuficiente y actualización tecnológica. La oncología en concreto y por lo que hace a recursos otros que los humanos, precisa de más y mejor utillaje en áreas diagnósticas (radiología, anatomía patológica€) y terapéuticas, cual es el caso de la radioterapia.

Por circunscribirme a los objetivos de la donación anunciada (sin carácter finalista como se le ha reprochado, ya que las decisiones competen a las consejerías de sanidad correspondientes), se sabe que el screening mamográfico a mujeres entre 50 y 69 años puede reducir la mortalidad por éste cáncer en más de un 25% según varios metaanálisis, disminuyendo asimismo la necesidad de extirpación total de la mama afecta al detectarse tumores de menor tamaño. Pues bien: los mamógrafos tradicionales (y se precisa de más para el examen de la población con la debida periodicidad bianual) podrían ser reemplazados con ventaja, y hasta donde sea posible, por la mamografía 3D (tomosíntesis), que se ha demostrado coste/efectiva por su mayor especificidad. Es esta una de las adquisiciones anunciadas en Balears y, siguiendo con material diagnóstico novedoso para la patología mamaria, disponer en nuestros hospitales de tomografía multimodal (ecografía tridimensional), ya aprobada por la FDA americana, evitaría en ciertos casos la indeseable irradiación mamaria así como la molesta compresión de las mismas. Es lo que también podría evitar en ocasiones esa "limosna de millonario", como denominó Alberto Jarabo a la donación, haciéndose eco de la FADSP y sin tomar en consideración la conveniencia de abandonar ideologías simplistas y simplificadoras para, más allá de las creencias, atenerse a los hechos.

En cuanto a radiología diagnóstica y/o radioterapia, tampoco es acertado afirmar (FADSP) que "no es más tecnología lo que hace falta, sino mejor utilización". No hace tanto tiempo (ignoro si sigue ocurriendo) que los enfermos de Manacor debían desplazarse a Palma para la práctica de una resonancia magnética; muchos equipos de radioterapia están obsoletos en este país según la Sociedad Española de Oncología Radioterápica y, en número, nos situamos muy por debajo de los recomendados por la UE; precisamos de irradiación tridimensional conformada, más aceleradores lineales€ Todos ustedes recordarán las carencias para el tratamiento radioterápico en nuestras islas menores y, aunque no sean objetivos de la presente donación, mencionaré de pasada las dificultades habidas aquí para el análisis de plataformas genéticas (útiles para la determinación del riesgo y la optimización terapéutica) o una investigación, en el conjunto del Estado, infradotada a extremos inadmisibles.

Encima, para abundar en la sinrazón de las críticas y el error de pontificar sobre lo que no se conoce al detalle, convendrá recordar que la filantropía del señor Ortega tiene precedentes propios (en 2015, 15 millones a la comunidad gallega) y en línea con la de otros, aquí y en el extranjero. Las donaciones son habituales en el Reino Unido, Alemania o Italia, y son conocidas las cuantiosas ayudas sanitarias por parte de Bill Gates o Zuckerberg en EE UU. En España y por no seguir, una unidad de oncopediatría en Galicia fue financiada por la Fundación Botín, y la Fundación Koplowitz, a más de aportar fondos a Madrid o la Universidad de Navarra, mantiene un centro de investigación en Barcelona que es referente mundial. Así pues, y en sintonía con lo anterior, bienvenida la solidaridad que muestra Amancio Ortega; si puede desgravarse el 35% de esos millones donados, mejor para él y, para opacidades o ingenierías fiscales, ya existen los organismos legales correspondientes. Con independencia de ello, la sociedad también prospera por interacciones solidarias y hacer algo por los demás, incluso por parte de un millonario (dinero y sensibilidad pueden coexistir), no implica necesariamente hipocresía como algunos parecen suponer, cayendo en la abyección (Max Weber) de utilizar la moral como instrumento para cargarse de razón.

Bienvenidos pues los millones, cinco de los cuales se destinarán a mejoras en la infraestructura sanitaria de Balears. A la postre y como afirmó Octavio Paz, se disiparán las polémicas y quedarán las obras. Para beneficio de una población que anda necesitada de algo más que proclamas hueras y desenfocadas.

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