Como se ha visto y se ha oído, Guardiola, de conocidas ideas nacionalistas, ha sido el encargado de leer un manifiesto soberanista que, con independencia de sesgo, es una perfecta estupidez. "Los catalanes hoy -se dice- somos víctimas de un Estado que ha puesto en marcha una persecución política impropia de una democracia en la Europa del siglo XXI [...]". A continuación, se afirma en el texto que "el Estado español persigue incluso el debate político" y que se trata de una "amenaza" del Gobierno que afecta a "todos los demócratas", entre los que se cita al Gobierno catalán, al Parlament, a su presidenta, a su Mesa, "incluso a la función pública" y a los "empresarios que se ven presionados por la fiscalía y la policía judicial". Frente a esta tenebrosa situación, el documento reclama "más democracia" y pide ayuda a la comunidad internacional. "Apelamos a todos los demócratas de Europa y del mundo a que nos apoyen en defensa de los derechos hoy amenazados en Cataluña", así como a enfrentarse "a un Estado autoritario".
Guardiola, que jugó voluntariamente (nadie le obligó a ello) 47 partidos en la selección española de Fútbol entre 1992 y 2001, representando al Estado español, no vivió, por edad, en un "Estado autoritario", pero seguro que en su entorno hay gente que todavía puede explicarle la castración de la libertad y la cultura catalanas durante los cuarenta años del franquismo, un carro al que por cierto se subió de buen grado gran parte de la sociedad catalana. Por ello, afirmar que el Estado español es "autoritario" no merece más comentario que la afirmación paladina de que se miente ridículamente para tratar de tener en pie unas tesis fascistas -el nacionalismo étnico exacerbado merece ese nombre- y descabelladas.
