Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El turismo de aluvión o muero porque no muero

Pese a la reciente ley 8/2012 sobre el turismo insular, el aumento del mismo, por circunstancias que en parte nos son ajenas (inseguridad en países que hasta hace poco eran competidores€), ha fomentado una mundialización de nuestro entorno que se retroalimenta del caramelo económico y propicia, junto al turismo cualificado, un incontrolado -que no incontrolable- aluvión, con los efectos secundarios que lleva aparejados cuando en su aceptación prima, sobre cualquier otra consideración, la rentabilidad que obtienen determinados colectivos y no la sociedad en su conjunto.

Naturalmente y como siempre ocurre, coexisten, junto a quienes se quejan, los que se gozan y, en el debate al respecto, sólo admiten una "sensación de saturación", como se dijo en el "Foro Turismo" celebrado el pasado 17 de octubre. El beneficio explica que, lo que para unos es todo un logro, para otros pueda convertirse en éxito aterrador. Porque de éxito también se puede morir. No se trata de, frente a la evidencia de una economía en buena parte turismo-dependiente, hacerse eco de Pascal cuando afirmó que toda la desgracia de los hombres deriva de no saber quedarse quietos en una habitación, pero de ahí a aceptar que podamos asumir sin consecuencias y en pleno verano un incremento poblacional del 150%, o el aumento de más de cuatro millones respecto a 2015, media una notable diferencia. Máxime porque eso de que viajar hace a los hombres discretos, como se afirma en el Persiles cervantino, no se comprueba por estos pagos: desde es Trenc a Punta Ballena. Y, por seguir con el autor, aquí no es posible afirmar sin sorna que lo importante es el camino y no la posada, porque bien que se lo montan los posaderos, con o sin los papeles en regla, para invertir el aserto.

? La sostenibilidad, el equilibrio interactivo entre el hombre y su entorno, se halla en grave riesgo y en trance de una degradación que podría hacerse irreversible. Transitar es demasiadas veces un calvario cuyo alivio exigiría aumentar las redes viarias, el suministro de agua potable puede verse dificultado, sería preciso redimensionar la sanidad, contar con viviendas a precios asumibles para los residentes€ Todo ello precisa de una inversión en infraestructuras a la que no contribuyen en justa proporción quienes obtienen los mayores beneficios del desmadre y, en paralelo, crece la oferta ilegal en forma de viviendas vacacionales que no cotizan a Hacienda. El territorio, en suma, se convierte en pasto de negocios, negocietes y quien venga detrás, que arree.

En semejante tesitura, cobra carácter de urgencia una aproximación científica a la compleja problemática que plantea el turismo de masas; un análisis interdisciplinar para la consecución de un nuevo equilibrio con perspectiva ecológica, sociológica y económica, que aspire a una fase de madurez ajena al simplismo propio de los planes a corto plazo. Dejar de una vez el parole parole y pasar a los hechos porque, aunque se ignore qué es lo bueno, sí conocemos (Canetti) lo que sería mejor más allá de limitarse al intento por regular -"hasta donde se pueda", se excusan los responsables- el alquiler privado. Se trata de ordenar y optimizar la coexistencia entre visitantes y visitados en un espacio limitado, como sabemos, en extensión y recursos, lo que exige adaptarse a las nuevas circunstancias combinando evidencias e imaginación: la "loca de la casa" como la llamó Santa Teresa, aunque esa locura sería mejor que dejar las cosas a su aire o, por ser más exactos, al único arbitrio de los empresarios del sector y sus redes.

No se aboga por un ordeno y mando exento de matices, aunque los golpes de timón, incluso discretos, cuando continuados terminan por cambiar el rumbo y, como simple observador de las evidencias constatadas y antes descritas, las disposiciones hasta la fecha se me figuran dotadas de poca contundencia, traduciendo bastante sumisión, escasa capacidad y un mucho de demagogia. La reforma de la ley turística para 2017 no puede ceder los planes de intervención en ámbitos turísticos, como se dijo, a los consells insulares en exclusiva (y ayuntamientos), soslayando eventuales presiones a costa de no arbitrar medidas drásticas que debieran ser adoptadas y refrendadas por los máximos responsables. Y estoy aludiendo al Govern de la comunidad. Se hace imprescindible regular las plazas hoteleras e imponer sanciones disuasorias con relación al fraude que supone el alquiler en negro de pisos particulares. Sería oportuno aumentar el control sobre los touroperadores, incrementar la fiscalidad para determinadas prestaciones al objeto de financiar el reequilibrio social y medioambiental, establecer estrictos límites urbanísticos y de aforos€ Con respaldo objetivo, debidamente publicitados y más allá de generalidades para la galería.

? Se trata, en síntesis, de enfrentar con razón y sensibilidad uno de los mayores retos que Balears tiene planteados. A no ser que, como alguien dijo, si no podemos cambiar el mundo nos contentemos con cambiar el cubo de la basura. Por cierto: también Emaya anda pidiendo a gritos cuatro líneas. En próxima ocasión.

Compartir el artículo

stats