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José Francisco Conrado de Villalonga

´Friendly fire´

El llamado ´fuego amigo´ se ha hecho popular en algunos partidos políticos, de derecha y de izquierda, y es que muchas veces los disparos que te llegan provienen de trincheras del propio bando

La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil -UCO- ha aportado al sumario del caso Púnica que instruye el juez Eloy Velasco, un nuevo informe en el que se implica a Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, por un delito de prevaricación en la adjudicación de servicios en la cafetería de la asamblea regional. Cristina Cifuentes ha manifestado que está en desacuerdo con el informe de la Guardia Civil y que va a defender con uñas y dientes su honradez. No conozco personalmente a la señora Cifuentes pero me da la impresión de que tiene razón, no parece que la corrupción vaya con ella. La UCO debería de ir con cuidado con lo que pone en sus memorandos y como lo pone, pues se infieren conclusiones que finalmente en la instrucción judicial pueden ser desconsideradas, pero el daño mediático ahí queda. Cifuentes ha dicho que sin cuestionar la labor de la Guardia Civil debe poner en duda una serie de juicios de valor, por su irrelevancia jurídica y, ha añadido que el origen de todo ello podría encontrarse en determinado ‘fuego amigo’.

Esta expresión, ‘fuego amigo’, que ahora prolifera en mentideros políticos, procede del argot militar y, significa que los disparos que llegan provienen de trincheras del propio bando. Este enunciado tiene su versión en ingles, friendly fire, que define la misma y compleja situación. En política se trata de un término irónico, sarcástico, que pretende disimular, con el eufemismo, el ambiente, la situación de desavenencia dentro del propio partido. Esperanza Aguirre, a quien si conozco -también ocupó la presidencia de la Comunidad de Madrid, del Congreso, un ministerio y la alcaldía-, al ponerse en tela de juicio su honestidad, ha utilizado las misma expresión. “Espe” como la conoce la gente de derechas en Madrid y que ha sido hasta ahora la “esperanza blanca” de algunos sectores del PP, ha gozado de gran popularidad, de toda la popularidad que le falta a Rajoy. Yo he presenciado que al entrar en algún acto social los invitados se ponían en pie y la aplaudían con entusiasmo. Ahora la pobre anda “tocada” y bien tocada pues la elección de sus colaboradores en el gobierno de Madrid, Granados, González etc. fue muy equivocada, estos y otros de los suyos han ido a dar con los pies en la cárcel. Aunque ella “se haga la rubia”, no evitará la responsabilidad en la que incurrió al haber elegido a semejantes sinvergüenzas, haberlos mantenido, no haberlos vigilado y haber permitido su irrupción en los caudales públicos.

Responsabilidad in eligendo y, la obligación in vigilando, son expresiones latinas que se utilizan a la hora de dilucidar responsabilidades, responsabilidad que alcanza a los actos que realizan las personas sobre las que se tiene el especial deber de elegir bien y de haber vigilado adecuadamente y al haber desacertado en la elección y no haber controlado debidamente, se ha derivado un daño importante. El Código Civil regula esta materia en el artículo 1.903 y esto Esperanza Aguirre, licenciada en derecho, debería haberlo sabido.

En los partidos políticos el fratricidio es corriente, hay que estar limpio y haber hecho las cosas bien puesto que en cuanto asomas la cabeza algo más que otros, ya se sabe, se dispara a discreción. En la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido, un partido es como una comunidad de vecinos en donde hay de todo, la política es cruel, como la vida misma, en las empresas, en la universidad, en el periodismo, en los clubes. “Hay tres clases de adversarios, los enemigos, los enemigos a muerte y los correligionarios”, frase que se atribuye a Schröeder, a Konrad Adenauer y a Helmut Schmidt, o sea puede haberla dicho cualquiera de ellos o cualquiera de nosotros. Pío Cabanillas que fue ministro en un gobierno de UCD, decía, con mucha gracia, “cuerpo a tierra que vienen los nuestros”. La peor situación en la que se puede encontrar alguien es en la de perdedor. ¡Vae victis! -hay de los vencidos- dijo Breno caudillo de los galos después de sitiar Roma en el año 390 y exigir mil libras de oro -327 kilos- para permitir a sus habitantes salir de la ciudad. Al protestar los romanos por lo que consideraban una exigencia excesiva, les contestó eso: ¡Vae Victis! -¡hay de los vencidos!-. Impotencia del vencido ante el vencedor.

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