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Sol y sombra

Errores

El acierto en la interpretación del modelo socialdemócrata llevó durante años al PSOE al éxito: a ganar elecciones y representar una alternativa fiable de poder para un amplio sector del voto moderado de la izquierda y hasta de la derecha. La pérdida de ese modelo, desde hace tiempo en crisis, lo ha conducido a la indefinición actual. Pero no sólo ello, sino también los malos liderazgos y las estrategias equivocadas debido, como ha sucedido últimamente, a los cantos de sirena del populismo que se ha convertido en la teoría más seductora del nuevo agitprop.

La explicación está en las primarias socialistas donde Pedro Sánchez ha remontado el vuelo aupado por las bases que buscaban un ajuste de cuentas con la organización. Ambos discursos, el del ganador, Sánchez, y el de la derrotada Susana Díaz, han coincidido en el oportunismo demagógico populista. El primero invocando los derechos de la militancia que la dirección se empeña supuestamente en secuestrar, los de abajo contra los de arriba; la segunda, sacando a relucir a la vieja guardia y rodeándose de ella de la manera que menos le convenía para frenar a su adversario.

El aparato del partido, en vez de buscar un candidato capaz de generar ilusiones, prefirió enfrentarse sin demasiada convicción a la víctima que había despojado de atributos confiando en Díaz, que hace tres años cometió el inmenso de error de poner a Sánchez en circulación para poder manejarlo. En la reciente historia, nadie ha hecho tanteo daño al partido como ellos.

El primer descreído era seguramente el propiopresidente de la Gestora, Javier Fernández, que apoyó a Susana Díaz e intentó hacer de la necesidad virtud sin demasiado éxito. Aunque sólo fuese por una simple cuestión de rigor intelectual, Fernández no pudo ver gran cosa en ninguno de los dos aspirantes.

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