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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Terroristas secundarios

Es entonces cuando leemos que "el terrorista de Manchester era un conocido de los servicios de seguridad, pero no formaba parte de ninguna investigación activa ni se le consideraba de alto riesgo. Era contemplado como una figura periférica." Un momento, ¿"periférico" no era precisamente la palabra utilizada por Theresa May para describir al islamista que actuó en Londres? La mayoría de asesinos que han actuado en las capitales europeas bajo la cobertura de Isis se ajustan a este rol de personajes fichados por la policía, pero considerados de peligrosidad moderada.

La insistencia de las autoridades europeas en relativizar el papel de los yijadistas ofrece una confesión de ignorancia, a cambio de un pretendido elogio al control de los cabecillas de la trama. Sin embargo, cuesta encontrar un elemento disculpable en la constatación de que las grandes ciudades viven un horror islámico a cargo de terroristas secundarios. Dado que se lleva a cabo una inversión mastodóntica de recursos, para clasificar a los futuros asesinos en mortales y "periféricos", las sucesivas matanzas parecen demostrar que la división carece de sentido.

Los líderes del terror permanecen inactivos, y los gregarios están desangrando Europa. Una elemental medida de precaución aconsejaría despreocuparse de los sospechosos de mayor entidad que se mantienen paralizados, para concentrarse en los terroríficos elementos colaterales. O tal vez un burócrata confundió ambas listas, y las carísimas investigaciones policiales se centran en yijadistas sin demasiada convicción. Desde una perspectiva estrictamente lingüística, llamar "figura periférica" a un individuo que provoca una matanza de adolescentes incurre en lo grotesco. ¿Qué van a utilizar las "figuras centrales", armamento nuclear? El inadaptado que resuelve su frustración a bombas, más sociópata que psicópata, no explicaría la creciente militarización urbana. El etiquetado de los terroristas islámicos pretende transmitir la sensación de dominio absoluto. Salvo en el momento del atentado.

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