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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

Biel Company fía su futuro al silencio

Son nueve vicepresidentes y once adjuntos a la presidencia los que Company ha creado en el PP balear. Probablemente nos hallamos ante...

Son nueve vicepresidentes y once adjuntos a la presidencia los que Company ha creado en el PP balear. Probablemente nos hallamos ante el caso de nómina más abultada de altos cargos en una organización política. En el PP siempre han sido muy dados a crearlos de rimbombante denominación y nulas competencias. Sirven habitualmente para percibir una nómina, pero en el PP las decisiones las toma el presidente. Es un partido esencialmente piramidal, donde la disidencia es laminada o silenciada con algún que otro premio de consolación cuando vienen bien dadas; es decir, al estar gestionando (¿?) la Administración. No es el caso del PP balear: deambulan por la oposición en todas las instituciones de las Islas, salvo alguna cosa, que diría Rajoy cuando espetó que casi todo lo de la Gürtel era falso.

Se dice que Company ha querido premiar a quienes le han ayudado a llegar a la presidencia y, de paso, ofrecer acomodo a alguien de la lista de Bauzá para alardear de integración. Con nueve y once no se nota. Puede haber una explicación alternativa en lo de la de la lista de premiados, y es la del intento de Company de parapetarse ante lo que está por venir, la de que sean los demás, sus inacabables adjuntos, los que manifiesten públicamente las posiciones del PP evitándole al líder la incomodidad de hablar, lo que siempre entraña riesgos, que en su caso exponencialmente se multiplican, porque, conviene no olvidarlo, su techo de cristal es quebradizo. Está expuesto a un estropicio en cualquier momento.

Biel Company es el presidente que no requería el PP balear. El inadecuado. Lo saben la mayoría de quienes en el partido de la derecha mallorquina tienen ascendiente. Lo conocen los respaldos externos. Es un secreto a voces. Company guarda determinadas semejanzas con el frustrado candidato de la derecha francesa. No es Fillon ni en capacidad intelectual ni en hechuras políticas. Sus semejanzas hay que buscarlas en otros campos. Lo saben los que en el PP tienen la obligación de conocerlo. No han actuado cuando era el momento. Si llega el caso podrán rasgarse a conciencia las vestiduras.

¿Por qué se mantiene en silencio Company? Parece que le han convencido, aunque lo estaba de antemano, de que la izquierda se basta y sobra, dada su incompetencia y desmedida afición a la trifulca interna, para llevarlo a la presidencia del Govern balear en mayo de 2019. Fue así en las dos anteriores experiencias de gobiernos de la izquierda, los de Antich, un hombre incapaz de tomar decisiones, al que dirigir el Ejecutivo autonómico era tarea por encima de sus limitadas capacidades. Pero se equivocará Company y quienes le aconsejan si creen que se repite el escenario. Estamos en otro. Nítidamente distinto. En nada se asemeja lo que hoy acontece con lo que sucedía en los tiempos de los llamados pactos de progreso. El PP balear no es el partido hegemónico que fue, el que avasallaba obteniendo mayorías absolutas o quedándose a un escaño de lograrlas. Company probablemente ignora, porque su ciencia política es inexistente, que el mapa electoral balear ha mutado sustancialmente. Aquí están nuevos partidos que impiden la reedición de los viejos esquemas. Hay dos organizaciones que compiten con el PP en el campo de la derecha: El Pi y Ciudadanos. No van a desaparecer. El partido de Font horada con efectividad en segmentos del electorado que antes solo podían refugiarse en el PP. Ciudadanos, pese a la inacción de su líder, el inoperante Xavier Pericay, frena en seco las posibilidades de crecimiento de los populares.

Company seguirá en el voto de silencio. En el Parlament, de intervenir, provocará un estropicio. A su disposición está la portavoz Marga Prohens, siempre presta a protagonizar algún ridículo. Company calla y eleva preces para que el fantasma francés, el de Fillon, no acabe por materializarse.

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