Hay ciertas tendencias entre los humanos que nos son comunes a todos, como, por ejemplo, el instinto de proteger a los recién nacidos; vayamos por donde vayamos: África, Polo Norte, Europa, etc., siempre encontraremos a los padres que forman un solo cuerpo con sus hijos. Lo mismo ocurre con la música. Algunos autores consideran que la música nace con el hombre, al igual que el lenguaje. Por tanto también vayas a donde vayas, los pueblos disfrutan de la música, es común a ellos. Yo pienso que la música ha sido creada por el hombre a partir de los distintos sonidos que tenemos, como voces, estallidos, gritos, etc. Ya sé que hasta el siglo XIX no se clasificaron las siete notas musicales (do, re, mi, fa, sol, la, si), pero es lo cierto que dichas notas, aunque no clasificadas, se habían usado desde que el hombre usó la música.

La música es una alegría para el cuerpo, sea cual sea la clase de música, pues ésta es distinta según el pueblo y la ocasión en que se interpreta. Es solidaria entre los pueblos. Por ello, creo que esta solidaridad hace una unidad entre las regiones. No se entiende una guerra con música, aunque no sea única, sino la propia de cada parte contendiente.

Las cosas que los pueblos tenemos en común, las cosas solidarias, como la música, son a las que debemos dar una gran importancia pues lo solidario entre los pueblos es lo que nos une. Por ello, sería muy agradable que se estudiara no sólo la música del país donde vivimos, sino también la música de otros países, lo que nos daría un conocimiento de las cosas comunes que la música tiene en todos los países y la solidaridad que existe en este campo, el de la música, pues la solidaridad fundamenta los actos comunes y, por tanto, la convivencia de la que estamos tan faltos los humanos, que actualmente vivimos en una crisis de valores y de paz, estando abocados a situaciones como la de Siria, que ha producido más de quinientos mil muertos y más de cuatro millones de desplazados.

El día 13 pasado hubo el Festival de Eurovisión que fue visto por televisión por más de 200 millones de personas. Todas disfrutaron del mismo espectáculo y, por tanto, todas ellas fueron solidarias entre sí mientras duró (más de tres horas).

La sociedad es esencial para conseguir la paz. Arropémonos en la música.

*Abogado, exdecano del Ilustre Colegio Abogados de las Illes Balears