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Primarias

Cada cual es libre de escoger el momento de su irrelevancia pero deberá atenerse a las consecuencias. Tomemos las primarias en las que se ha embarcado el PSOE y que deben tener su respuesta hoy. De los tres candidatos, Pedro Sánchez, que es quien parece tenerlo más claro desde el punto de vista ideológico (desde lo que entendemos por socialismo), se ha decidido por una postura que viene completamente desfasada en el tiempo. Los lujos de la pureza ideológica están en relación directa con la cantidad de poder que tiene un partido en la estructura política del país, en este caso España. Y el PSOE tiene poco. Se me va a acusar de cinismo pero en circunstancias como la de este momento es cuando la realpolitik viene como anillo al dedo.

La posición de Pedro Sánchez, reiterada machaconamente, es que el PSOE traicionó sus raíces doctrinales: a él le quitaron la secretaría general, aunque según declara es lo de menos, y la Gestora optó en otoño de 2016 por la abstención en la última votación para elegir Presidente del Gobierno. Gracias a ella ganó Mariano Rajoy. El quid de la cuestión es si era necesario abstenerse (gestora) o si era posible votar una vez más "no" (Pedro Sánchez). También carecía de importancia en aquel momento la opción/postura de Podemos, acostumbrado a clavarle cuchillos en la espalda al partido socialista.

Para Sánchez era cuestión de cerrarse en banda arriesgando acabar defenestrado para no ceder a la abstención como salida al bloqueo parlamentario. No se dio cuenta de dos posibles ventajas: absteniéndose no le pondrían en la calle sus compañeros (cada vez que oigo "compañeros y compañeras" quiero gritar) y tendría mayoría suficiente para oponerse al PP, una mayoría que hasta ahora no ha utilizado el PSOE y cuya corrección Pedro Sánchez no habría tenido ni que justificar. Tal como han ido las cosas, todo ha sido un desastre, entre otras cosas por el juego sucio de Podemos y por la blandura del arco parlamentario en general. Si usted se opone a un gobierno encabezado por el PP, actúe en consecuencia, caramba.

La segunda ventaja es que se evitaban unas nuevas elecciones generales que habrían reducido el PSOE a papilla. Considérese, si no, la trayectoria del partido socialista francés. Sánchez preconizó un "No" ideológicamente correcto y políticamente desastroso. Destrozó el Partido, permitió a Podemos tomar iniciativas idiotas pero eficaces de cara a la galería y de todos modos dejó que el PP se consolidara en el gobierno, condonando de paso su intolerable reguero de corrupción y dejando en la estacada a Ciudadanos. La peor acción política nace del titubeo de una Gestora sin sal ni pimienta.

No sé quién esta noche o mañana por la mañana habrá resultado ganador de estas primarias. Lo lógica dice que Susana Díaz, una mujer políticamente experimentada e ideológicamente no muy sólida. Patxi López, el hombre tranquilo y con una trayectoria política nada fácil, quedará lamentablemente tercero. ¿Y el partido y los que le votan? La lógica también quiere que salte por los aires pero se puede producir una unión general de voluntades que permita volver a empezar, que permita recuperar las migajas más honrosas de un partido que nunca debió de llegar a su actual estado de postración. Solo así podrá volver a ponerse al frente de la izquierda sin titubeos.

Y nos queda la posición de Francina Armengol. A última hora decidió cambiar de bando. Era libre de hacerlo y, como sugería al principio de este comentario, tiene derecho de escoger el momento de acabar en la irrelevancia. Aparte de la incoherencia de defender una opción hasta el último momento para irse luego a la banda de enfrente. ¡Pero hacérselo al PSIB! ¿A quién se le ocurre? Bastante tiene el socialismo mallorquín para que encima se automargine en un momento en que no sirve de nada hacerlo. No he oído a Francina Armengol un solo argumento convincente que justifique su cambio de postura y estoy contento de que Aína Calvo se haya recuperado de su dolencia.

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