Estamos en una semana decisiva para el futuro del PSOE. No exagero si digo que nos encontramos ante el Suresnes del siglo XXI y por tanto, me gustaría exponer los motivos por los que avalé a Pedro Sánchez y el día 21 contará con mi voto.

La socialdemocracia europea se encuentra en una encrucijada que requiere de una profunda refundación ideológica. El desplazamiento de los postulados socialdemócratas hacia planteamientos social-liberales ha conllevado una renuncia al embridamiento del capitalismo, a una fiscalidad justa y redistributiva y a aceptar como inexorables las reglas del laissez faire y de la austeridad. Pedro Sánchez comprende la dimensión de esta crisis profunda, que es una crisis de valores, económica, ecológica y desde la autocrítica honesta, plantea una alternativa desde la socialdemocracia. Consciente de que las grandes coaliciones europeas han desdibujado una alternativa económica y social que garantice una Europa de la protección social y de los derechos laborales señala el proyecto neoliberal como un proceso devastador para los derechos sociales y económicos de la ciudadanía.

Más Europa sí, pero necesitamos otra Europa en la que reflejarnos porque si no, veremos como movimientos populistas y fascistas como el de Le Pen, acaban capitalizando el voto indignado de los perdedores de la globalización neoliberal, que son muchos: los jóvenes híper formados y sin trabajo de lo suyo, la nueva clase social que se ha consolidado con la crisis y las políticas del PP "el precariado" con sueldos mil euristas -en el mejor de los casos- y reventándose a trabajar horas extras, personas de mediana edad expulsadas del mercado de trabajo. Todo esto sucede mientras la socialdemocracia ha quedado fuera de juego tras tanto coqueteo con la derecha y el social-liberalismo. Es hora de reaccionar. No bastan los lemas vacíos.

Pedro, asume que la segunda legislatura socialista y el fatídico mayo del 2010 no fue un problema de comunicación política -como siguen sosteniendo quienes nos condujeron a esta situación- sino un distanciamiento de los parámetros de la socialdemocracia. Y cada vez que defraudamos, la derecha se hace fuerte. There is no alternative, ésa es la munición de la desesperanza.

Cuando asume la secretaría general lo hace con un partido que había perdido millones de votos. En 2011, con José Luis Rodríguez Zapatero y su "cueste lo que nos cueste", el PSOE perdió 4,3 millones de votos y cayó un 16%. En las europeas de 2014 perdimos 3,4 millones de votos. En las generales de diciembre del 2015, con todos los elementos desfavorables, con la irrupción de nuevas fuerzas políticas -un elemento totalmente nuevo en el tablero de juego electoral- y con el fantasma del sorpasso revoloteando día sí y día también -la estrategia comunicativa del sándwich de la derecha estaba funcionando a pleno rendimiento, con cadenas de comunicación a diestro y siniestro a cuchillo contra el PSOE- Pedro logra frenar la sangría, consigue evitar la caída libre en la que se encontraba inmerso el partido y evitar ese temible sorpasso.

Otro de los elementos favorables a Pedro Sánchez es su capital simbólico. Es una persona coherente, decente, que ha primado la palabra dada y el compromiso electoral con los votantes y que dimitió para no contravenir las reglas de la mayoría y la democracia interna del partido, a la vez que ser consecuente con el "no es no" a la investidura de Mariano Rajoy. A día de hoy, fruto de esa decisión el PSOE se encuentra sumido en tierra de nadie, sin credibilidad, con el agravante, de que los presupuestos generales del Estado, han evidenciado lo evidente: que existía una mayoría alternativa de derechas para investir a Mariano Rajoy presidente del Gobierno.

Coincido en que hemos de avanzar hacia una sociedad laica, abordando temas como el de la eutanasia o el retorno de los derechos sexuales y reproductivos de las jóvenes. Que somos un Estado plurinacional y que el federalismo es la vía de escape para la resolución de conflictos territoriales. Comparto su visión feminista y que es fundamental abordar la agenda de la conciliación y de una ley de igualdad salarial, comparto que hemos de mirar al futuro y fortalecer el Estado del Bienestar para que las personas vivan con dignidad con independencia de su nivel de renta, que debemos reconectarnos con los movimientos sociales, con los jóvenes y evitar esa promesa auto cumplida de la derecha de que "vivirán peor que sus padres". Hemos de convertirnos en el partido referente de las clases medias y populares, y por ello Pedro plantea un nuevo estatuto de los trabajadores, derogar la reforma laboral, garantizando un colchón a las familias como es un ingreso mínimo vital, para acabar con el drama de la pobreza infantil y planteando revalorizar las pensiones y financiarlas vía impuestos, de aquellos que a día de hoy defraudan, a las grandes fortunas, para garantizar la cohesión social.

Votaré a Pedro porque tiene un proyecto participativo y del siglo XXI, haciendo consultas puntuales en temas decisivos y regulando los acuerdos post-electorales. Un partido de militantes y no de notables y para que lo que sea votado por ella, no sea revocado por órganos de naturaleza diferente.

El PSOE necesita una refundación ideológica desde la izquierda y comparto con Pedro que necesitamos una política de alianzas abierta de miras. No podemos soñar con que regresen los ochenta. No podemos vivir de la nostalgia. El escenario ha cambiado y aquí hay dos vías: la portuguesa (o los que es lo mismo, la balear, la valenciana o aragonesa) o la de la abstención al PP. Yo estoy con la primera.

Porque me ilusiona, el día 21, votaré con la cabeza y con el corazón a Pedro Sánchez.

* Secretaria general del PSIB-PSOE Mallorca