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Pedro De Silva

En corto

Pedro de Silva

Una débil brisa, o lo imagino

¿Confundo deseo con realidad o empieza a nacer en mucha gente un sentimiento nacional europeo? Las emociones son así, suelen nacer de las heridas, las derrotas, los agravios, y después el picor de la cicatriz que dejan es muy duradero. A partir de ahí, la emoción se hace costumbre: como el rascar, todo es empezar. Han sido muchas cosas en poco tiempo, el empuje ruso, la amenaza de abandono de EE UU, la crisis migratoria, la (esperada) traición inglesa, la emergencia de los nacionalismos antieuropeos, y, para colmo, el mirar para otro lado de la llamada izquierda radical. Caramba, se puede querer otra Europa distinta (incluso se debe), pero hay que plantearla para que la excusa sea creíble. A lo mejor, si la semilla de veras prende, un día habría que dar las gracias a Putin, a Trump, al insensato Cameron y a los socavadores locales. Pero a lo peor estoy confundiendo deseo con realidad.

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