La espera del 39 Congreso Federal, que se celebrará este mes de junio, el futuro inmediato de los socialistas se dirime de forma dramática en las primarias del próximo domingo 21 de mayo. Los dos principales candidatos en liza, Susana Díaz y Pedro Sánchez, no sólo representan sensibilidades enfrentadas, sino que además ejemplifican la profunda fractura interna que afecta a la histórica formación política. Junto al PP, el PSOE constituye el partido central de la estabilidad española y seguramente -por su número de años en el gobierno- es el que más ha contribuido a transformar y a modernizar la sociedad y el paisaje de nuestro país. La crisis de credibilidad, que en estos últimos años ha servido para alimentar la pulsión populista en toda Europa, ha acelerado la erosión de los llamados "partidos tradicionales" y en especial de la socialdemocracia, que ha visto cómo se hundían electoralmente el PASOK y el Partido Socialista francés, por citar sólo dos ejemplos. La crudeza de la división interna que padece el PSOE desde que Pedro Sánchez fue forzado a dimitir, tras perder la votación del Comité Federal del pasado mes de octubre, y la necesidad imperiosa de confeccionar un programa que se encuentre a la altura de los desafíos de la época corroboran la gravedad de la situación que viven actualmente los socialistas. De las primarias depende, sin duda, el resultado del próximo Congreso y el correcto rediseño del partido que pretende la actual gestora. Y, al mismo tiempo, no podemos obviar el peligro de que una victoria demasiado ajustada de alguno de los candidatos sólo sirva para ahondar aún más la disgregación en el seno del partido, trasladando la fractura nacional a los comités locales y regionales. Se trata de un riesgo que, si se materializase, resultaría especialmente delicado.

En clave balear, el posicionamiento del PSIB no carece de importancia estratégica, al menos a nivel interno. Hay que recordar que, en el crítico Comité Federal de octubre, Francina Armengol se erigió como uno de los apoyos fundamentales del anterior secretario general. Sin embargo, y tras el manifiesto desafío de Pedro Sánchez a la cúpula del partido, la presidenta del Govern balear ha preferido mantener un perfil bajo, no exento de una medida prudencia. Su respaldo a la figura del exlehendakari Patxi López contrasta con la adhesión mayoritaria que ha obtenido en estas islas Pedro Sánchez en cuanto al número de avales. No deja de ser un hecho significativo la asistencia de Armengol al mitin que realizó en Palma el candidato madrileño y su ausencia en el acto protagonizado por Susana Díaz; pero, más allá de estas ligeras indicaciones, cabe preguntarse qué posición mantendrá la presidenta balear, una de las dirigentes socialistas con mayor responsabilidad política en España, en el nuevo escenario que se dibuje a partir del próximo domingo.

En todo caso, a una semana de la celebración de unas primarias que sólo se pueden catalogar de críticas, el futuro del PSOE debería jugarse en el estrecho campo de la responsabilidad institucional y del sentido de Estado. Su desenlace final determinará si se resuelven -o no- muchas de las incertidumbres que penden sobre la legislatura y el momento político actual.