En Diario de Mallorca del viernes 5 de mayo, Alberto Magro se dedica a criticar dos informes que he realizado (conjuntamente con diferentes coautores). Dice que hacemos “dos informes con conclusiones opuestas”. El artículo se titula “Govern paga informes contra el Govern”. Quiero contestar ambas críticas. Primero, las conclusiones son las mismas; medir el impacto económico con un conteo de apartamentos es engañoso porque hay listados inactivos, bloqueados (por el anfitrión) y sobre todo, la ocupación entre los “activos y no bloqueados” era relativamente baja, incluso en el mes de agosto 2016.

En mayo la ocupación era muy baja. Esto implica que la temporada era muy corta para conseguir ingresos muy elevados. Los ingresos bajos implican que el sector no era muy rentable para alguien que tenía, o incluso compraba, un apartamento con el fin de conseguir ingresos en alquiler vacacional. No hay ninguna contradicción en encontrar una mediana relativamente baja y llegar a la conclusión que el rendimiento es difícil de predecir y, por lo tanto, una inversión contiene alto riesgo. Para alguien que tiene una vivienda “infrautilizada” el coste alternativo de ofrecer la vivienda es mucho más pequeño.

Si usa la vivienda en algún momento durante el año no puede conseguir ingresos del alquiler residencial y, por lo tanto, ofrecer la vivienda para alquiler vacacional genera ingresos adicionales. Por supuesto, la cantidad de los ingresos también son difíciles de predecir, pero la inversión inicial es mucho más pequeña y por eso decimos en el segundo trabajo que el riesgo es bajo. La verdad es que es asombrosa la capacidad que Alberto Magro tiene para referir e incluso citar los estudios en una forma completamente fragmentada para llevar a cabo su argumentación, haciendo un simple copia y pega, y sin reconocer que los economistas distinguimos distintos conceptos de riesgo, que el periodista ignora.

La segunda crítica es que “Govern paga informes contra el Govern”. No sé si la crítica es al Govern por financiar el estudio, o a mí, por “errar” al entregar un estudio que no apoya cierta política. En cualquier caso esta crítica es antidemocrática. Ningún Govern u otra entidad puede pedir resultados a la carta de la comunidad universitaria. El Govern puede pedir un estudio, pero los resultados no deben depender de quién lo financie, tal y como sugiere el titular. Si los resultados del estudio no son de la conveniencia del gobernante, es probable que sea ignorado, con la esperanza de que nadie lo recuerde, hasta que las decisiones se hayan materializado. Alberto Magro parece molesto por el hecho de que elegimos emplear los datos usados para ese informe, hacer público el análisis, e invitar a un debate abierto.

Esta postura es muy sorprendente, un periodista debería preferir saber a no saber, y sobre todo, debería defender que el público pueda contemplar toda la información. Mi postura es muy clara; es nuestra responsabilidad proporcionar la información de interés para la sociedad. ¿No merecen los ciudadanos saber que la ocupación era baja, los días alquilados y los ingresos generados eran relativamente limitadas en la oferta de alquiler vacacional en Airbnb en la temporada de mayo a septiembre 2016?

Con información, discusión y debate la democracia se hace más fuerte y las decisiones políticas mejoran. La prensa tiene una función importante en la democracia y es una mala señal oír que quien paga debe controlar los resultados. Es una mala señal cuando se publican acusaciones de “conclusiones opuestas del mismo investigador” cuando no las hay. Si hay dudas, mi puerta siempre está abierta.