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Juan Tapia

Francia y los primeros cien días de Trump

La primera vuelta de las presidenciales francesas ha sido más una derrota que un paso al frente del populismo. El europeísta Emmanuel Macron ha quedado primero desapareciendo así el peligro de dos finalistas contrarios al euro: Marine Le Pen, del Frente Nacional, y Jean-Luc Mélenchon (extrema izquierda). Pero Le Pen pasa a la segunda vuelta y quedó cerca de Macron (24% contra 21,3%), por lo que mucho dependerá de lo que suceda la próxima semana. En principio Macron debe ganar porque tiene el apoyo del candidato socialista (6,3%) y del de la derecha (20%), pero Le Pen va a usar todas las armas y atacará a Macron como el candidato del "establishment". Y Mélenchon se ha negado a unirse al frente contra Le Pen y la suma de los electores que han votado contra el euro roza el 45%.

Llevamos 100 días de Trump en la Casa Blanca y el populismo ha perdido las elecciones holandesas y parece que no va a ganar las francesas. Y Trump, que jaleaba los movimientos contrarios al euro, está más discreto.

Es más, el único "tanto" que el nuevo presidente americano se ha apuntado es el castigo a Siria por usar armas químicas, que rompe con las prédicas aislacionistas (y de cierta confianza en Putin) de su campaña electoral.

El balance de sus primeros cien días no es positivo, al menos para él, pues no ha logrado culminar ninguna de sus grandes promesas y ha tenido que suavizar posiciones. Fracasó al no conseguir el apoyo de todo su partido para liquidar la reforma sanitaria de Obama. Los tribunales han frenado sus intentos de prohibir la entrada en Estados Unidos de ciudadanos de seis países musulmanes. Parece haber olvidado el muro de México. Ha rebajado su agresividad proteccionista contra China. Ya no habla de abolir el tratado de libre comercio con Canadá y México (el NAFTA) sino de renegociarlo.

Su gran triunfo es la confirmación por el Senado de un juez afín para la Corte Suprema, lo que inclina la balanza de los nueve magistrados de este tribunal hacia las tesis conservadoras (5 a 4). Y ahora para presumir de sus primeros cien días ha anunciado a bombo y platillo una reforma fiscal que implica una fuerte bajada de impuestos. Pero no está claro que la logre aprobar. El impuesto de Sociedades bajaría del 35% al 15% y la tasa máxima del IRPF del 39,6% al 35%. Doblando además la cantidad libre de impuestos pero eliminando deducciones.

Algunos analistas dicen que los más ricos serán los grandes beneficiados pero la crítica principal es otra. La inevitable caída de ingresos provocará un fuerte aumento del déficit público de efectos muy negativos. Así el impulso de la bajada de impuestos puede ser anulado por una mayor necesidad de endeudamiento, lo que forzaría la subida de los tipos de interés, el alza del dólar y un mayor déficit comercial. Precisamente lo que Trump quería corregir.

El nuevo presidente sigue inquietando pero parece irse adaptando a la realidad. Quizás el menor peso de su asesor más ligado a la extrema derecha, Steve Bannon, sea la causa de la moderación de su populismo. Que no de su personalismo.

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