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Agenda social contra el populismo

La Comisión Europea acaba de sorprender a todos con el enunciado de una serie de medias que podrían ser la génesis de una ´agenda social´. El modesto paquete que ha visto la luz contiene cuatro grupos de actuaciones que se centran, respectivamente, en la conciliación de la vida laboral y familiar, la protección social -incluidos los desempleados-, la contratación y la jornada laboral. El gobierno comunitario ha explicado que, con la última ampliación al este de la Unión, se ha fragmentado en exceso el viejo ´modelo social´ europeo, muy proteccionista y anterior a la crisis, por lo que es preciso reconstruirlo.

A nadie se le oculta que este súbito interés proviene del descubrimiento -tardío- de que existe en la ciudadanía europea una gran desafección hacia las instituciones comunes, hacia la burocracia de Bruselas, hacia la concepción prosaica de una Europa que no ha tenido empacho en aplicar -por ejemplo- duras recetas de austeridad económica sin preocuparse de las consecuencias que semejantes políticas tendrían sobre el cuerpo social.

Como consecuencia de aquella insensibilidad y de esta desafección han surgido los diversos populismos que ahora alarman a todos los biempensantes de la Unión, y se han suscitado fenómenos difícilmente reversibles como el ´brexit´. La cuestión estriba ahora en saber si llegaremos a tiempo de detener la demolición o si estas buenas intenciones llegan irremisiblemente tarde.

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