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Patriotas contra globalizadores

En Francia, hay sorprendentes similitudes entre las propuestas políticas de Le Pen y Mélenchon. Ambas coinciden en el antieuropeísmo, en la salida de la OTAN, en la jornada de 35 horas, en la bajada de impuestos a los menos favorecidos, en la recuperación del servicio militar? El secretario general del Frente Nacional, Nicolas Bay, en una declaración manifiestamente interesada, ha sugerido que en la segunda vuelta de las presidenciales no habría que votar en clave derecha-izquierda sino en una dimensión "patriotas contra globalizadores", "defensores del sistema frente a renovadores", "creyentes en Francia contra europeístas"...

Sucede sin embargo que para un verdadero demócrata, dispuesto a dar primacía a los grandes derechos humanos, la globalización no es una opción sino un hecho, auspiciado por la tecnología, por el propio progreso humano. Se podrá -y es muy legítimo que se haga- modular la globalización para minimizar sus efectos negativos y potenciar los positivos, cabrá tomar en cuenta el interés concreto de cada ciudadano a la hora de defender los intereses colectivos, pero no es legítimo combatir el cosmopolitismo, la apertura, el abatimiento de las fronteras erigiendo muros, prohibiendo inmigraciones, imponiendo cenceños valores nacionalistas. El mundo es un destino universal de libertad que a todos nos abarca y compartimentarlo representa el retorno a las cavernas.

Por ello, los republicanos herederos de la Revolución Francesa deben unirse frente a Le Pen. Incluidos los votantes de Mélenchon, que combaten la insensibilidad del liberalismo hacia el ser humano pero están muy lejos de secundar el viejo fascismo que llevó a Europa a la histeria y al Holocausto. El binomio extrema derecha-extrema izquierda no es irrelevante en este caso.

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