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José Francisco Conrado de Villalonga

Algo huele mal en Dinamarca

Estuve visitando a un amigo, que por haber sufrido un accidente, ha estado durante un mes ausente de la actualidad local y nacional. Al volver, él, a la lectura de diarios y noticias de la televisión, me dijo que reintegrarse en la vida ciudadana suponía comprobar que "todo seguía igual de mal en el país y, que en Mallorca parecía que algo peor". Rajoy tiene que comparecer en la Audiencia Nacional para declarar sobre contabilidades en "B" de su partido, Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid ha sido detenido por desviación de fondos públicos y en Mallorca, a los escándalos de la policía local y funcionarios del ayuntamiento de Palma, se ha añadido lo de Xelo Huertas, Bachiller y Podemos en el Parlament, en el Govern lo de Garau y ahora lo de los placebos de Lipopharma en la universidad. Y todo eso, me comentó, le recordaba aquella frase de la tragedia de Hamlet: "Algo huele mal en Dinamarca".

Le conteste que sí que en Mallorca, desde hace años, algo ha funcionado mal, nunca terminan de aparecer nuevos casos de vergonzosos comportamientos que sumen a los mallorquines en un permanente estupor. Lluís, mi amigo, está acertado al recordar la frase que William Shakespeare introdujo en su magna obra, La tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, novela teatral que escribió el dramaturgo en el año 1601, y que trata, de la corrupción moral en la política. El drama de Hamlet ha sido considerado como una obra cumbre de la literatura universal.

Al llegar a casa fui a mi biblioteca y busqué entre las obras Shakespeare The Tragedie of Hamlet, Prince of Denmark y, en su lectura subraye algunos párrafos y frases que 400 años atrás reflejaban ya, la falta de escrúpulos para alcanzar el poder y luego hacer uso, en beneficio propio, de la autoridad que de él se deriva. Hamlet era hijo y heredero del rey Hamlet y de la reina Gertrudis y sobrino de Claudio. Claudio asesinó al rey mientras dormía, vertiéndole veneno en la oreja, luego se casó con Gertrudis y ocupó el trono. La acción transcurre en el castillo real de Elsingor. El príncipe Hamlet que aún desconocía aquella infausta trama tuvo que oír de uno de sus ayudantes cómo había sido el contubernio urdido por su tío Claudio. El príncipe cayó preso de una inmensa tristeza hasta casi enloquecer y cuando su dolor se transformó en una tremenda ira fue advertido por Marcelo de que, además de aquella horrible tragedia palaciega, "algo olía a podrido en Dinamarca" -Something is rotten in Denmark-. De esta obra se popularizo la frase, con la que en la vida pública se definen situaciones extendidas de corrupción.

Tal vez "el algo huele mal en Dinamarca" podría considerarse una figura retórica, o pudiera suponer una anáfora redundante, sin embargo, no es fácil desencajarla del contexto actual en el que está inmerso el país. Muchos mallorquines al asistir impotentes ante el desvelamiento de los sucesivos escándalos, recordarán a aquel príncipe de Shakespeare que ya conocedor de lo que ocurría en su reino exclamó: "Quisiera que mi cuerpo se desintegrara en lágrimas", para más tarde añadir, ¿cuál es más digna acción, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponerse a este torrente de calamidades y, darles fin con atrevida resistencia?" (acto tercero, escena primera, frase inicial del soliloquio).

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