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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

El PP de Company obligado al silencio

A algunos parece haberles sorprendido la levedad con la que el casi siempre desabrido PP ha reaccionado en el Parlament balear a lo sucedido...

A algunos parece haberles sorprendido la levedad con la que el casi siempre desabrido PP ha reaccionado en el Parlament balear a lo sucedido en Més. Se pensó que los contratos otorgados a Garau por Barceló y adyacentes propiciarían una carga en toda regla de los populares para hacer tambalear al de por sí inestable Gobierno de coalición que preside Armengol. No ha sido así. El PP se limitó el primer día a unas evanescentes declaraciones, vocalizadas por Company, el nuevo presidente del partido, y poco más. Diríase que los populares habían desaprovechado inconscientemente una excelente ocasión de hacer oposición de verdad y no la que acostumbran de fuegos de artificio, encargados a la siempre explosiva, pero de traca de feria, Marga Prohens.

La causa de la inacción hay que buscarla no en la falta de reflejos, sino en la evidente incapacidad de Biel Company de establecer una contundente línea de ataque. ¿Por qué? La respuesta es la lógica: Biel Company no parece estar en condiciones de hacerlo, porque el fardo que arrastra es de tanta magnitud que de querer tenérselas de verdad con el Govern Armengol es muy probable que quedara desarbolado antes de tiempo. En el PP algunos habían advertido de lo que suponía situar a Company en la presidencia del partido. Aun así prevaleció la tesis de que cualquier cosa era preferible al regreso de Bauzá. Pero se olvidaron de que con Company el PP está incapacitado para hacer oposición. Lo fía todo a que las izquierdas sean lo suficientemente torpes, que lo son con avaricia, para desgastarse hasta el punto de que en 2019 el PP regrese al gobierno balear como lo hizo después de las dos anteriores fallidas experiencias de las izquierdas: los inexistentes gobiernos presididos por Antich.

Es una esperanza que, pese a ser jaleada por algunos analistas, puede resultar vana: el mapa político no es el de antes. No volverá a serlo. Ahora hay partidos que han establecido sólidamente sus reales: Podemos, Ciudadanos y El Pi. No van a desaparecer. El PP no dispone, como antaño, de todo el fértil campo de la derecha insular para obtener el suficiente caudal de votos que le garantice o bien la mayoría absoluta o la necesaria para que no se pueda cegar su acceso al gobierno de las instituciones. Company debería saberlo, aunque es harto probable que lo ignore, al igual que desconoce, y con él los que le acompañan, que algunos de los nuevos partidos, incluido El Pi, alientan unas estrategias que no pasan necesariamente por aceptar como inevitable el pacto con el PP. Company es hoy un dirigente y mañana un candidato mucho, muchísimo más frágil de lo que aparenta. Constantemente deberá mirar hacia atrás antes de tomar cualquier iniciativa. De ahí el silencio con el que ha acogido el caso que ha destrozado la imagen de Més. Company no ha podido, puede y podrá hacer oposición. Quiere llegar sin que se le note que está. Pero en los prolegómenos de 2019 se levantará acta de su presencia. Además, no va a poder dejar de ser quien ha sido. Determinados comportamientos no pueden ser eternamente embridados. Company será siempre Company, por mucho que ahora guarde un elocuente silencio, que está haciendo del PP un partido prescindible.

Otro dato a tener en cuenta: cuando lleguen las elecciones autonómicas y municipales, en mayo de 2019, la ciudadanía mallorquina votará, como siempre en buena medida, con claves de comportamiento nacional, lo que quiere decir que la ensoñación de una nueva mayoría absoluta mejor olvidarla. Si el PP de Company ha de volver al poder lo será de la mano de El Pi y Ciudadanos. En el partido de Font la carcajada es estruendosa cuando les plantean esa alternativa. Jamás la descartarán, por supuesto; pero saben que aliarse con Company es meter al zorro en el gallinero, al enemigo en casa. Y Font es muy listo, demasiado para avalar según qué operaciones.

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