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Matías Vallés

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Barceló podrá seguir dando contratos a dedo a su "hermano"

El PSM y Més presentaron docenas de denuncias sobre contratos "a dedo" concedidos a allegados, pero nunca especificaron que la digitación solo afectaba a contrataciones del PP

Hace solo dos semanas, y parece que ha pasado un año, esta sección pecaminosa se titulaba "Biel Barceló da 56 mil euros a dedo a su jefe de campaña". El resto es historia. El gran Pere Lazareto Muñoz concluyó de inmediato que era mentira, pero hay que tener en cuenta que el titular consta de trece palabras, dos por encima del límite de comprensión lectora de este alto cargo de Més, de UM y de quien haga falta.

Un director general de esa Conselleria, Pere Fuster, concluye que la "actitud" de este diario es "miserable" y "vomitiva". El periodismo es un deporte de contacto que no da ni pide disculpas del poder, pero en un desliz freudiano el alto cargo describía en realidad la situación de las conselleries de Més. El cómico y director general Benjamí Villoslada amenaza con dejar de leer este periódico. Este diario. Lástima, pero la mejor campaña de propaganda de una publicación sería "El periódico que nunca leería Villoslada".

Volvamos a lo básico, "Biel Barceló da 56 mil euros a dedo a su jefe de campaña". El único error del titular consistía en que el vicepresidente había dado mucho más dinero a dedo a Jaume Garau. En concreto, 154 mil euros porque, si Més nunca se creyó la excusa de que James Matas no controlaba las fechorías de sus conselleries, la ley también se aplica en sentido contrario. Salvo mejor opinión de los expertos en vómitos.

Una vez publicada la información escueta, asistí a un diluvio de interpretaciones espectaculares, sabias, agudas y sagaces sobre su origen, aunque a mí nadie me preguntó. El hecho de que todas las conclusiones fueran rotundamente falsas no rebaja un ápice su valor. Los periodistas no estamos preparados para admitir que una persona tenga buenas intenciones, y así debe ser. (No se enrolle, Woodward, que los datos sobre el concurso a dedo y la sociedad de Garau estaban accesibles en internet). En cambio hay una pregunta procedimental que quiero contestar:

-¿Cuánto tiempo le ha llevado confeccionar una información bastante lineal, de un par de párrafos?

­­-Diez años exactos.

­Aporto esta precisión porque en mi caso no tenía nada mejor que hacer con mi tiempo durante esa década, pero otros encontrarán ocupaciones más placenteras. Cualquiera puede llegar a periodista, soy la mejor prueba. Sin embargo, esto no garantiza que sea un empeño descansado, aunque peor sería tener que trabajar. (Y de paso, Bernstein, se pide usted diez años a la bartola hasta la próxima noticia).

Una vez localizado el contrato a dedo en internet, perdón, una vez culminada la investigación periodística, te planteas cuánto tiempo pensaban los participantes en el enjuague que podrían mantenerlo a oscuras, con los precedentes de PP y UM. Y si todo es tan limpio como dicen los vomitadores, ¿por qué no comparecieron conjuntamente Barceló y su gurú para presentar el estudio? Muy simple, porque el vicepresidente se dio cuenta del desastre que se avecinaba. Culpable por deixat, no llegaba al cinismo de Maria Antònia Munar, "no pondré en las listas a nadie a quien no hayan acusado de corrupción".

Dado que sigue de vicepresident, Barceló podrá seguir dando contratos a dedo a su "hermano", pues son impecables y solo "vomitivos" para determinados altos cargos de la conselleria. Al ritmo creciente de contratación, ¿cuánto dinero pensaban adjudicar las conselleries implicadas a iniciativas de sospechosa utilidad pero grandes amigos? Todavía no se había alcanzado la velocidad de crucero, mi estimación es de un millón de euros porque el ritmo se acelera en los estertores de la legislatura. Todo legal, por supuesto. ¿Hubiera sido preferible que se descubriera de aquí a dos años, o Més propone la omertà a perpetuidad de la era Cañellas?

A propósito de la expresión "a dedo", Pere Fuster también sabe más que los periodistas de estas cuestiones. Siempre estoy dispuesto a recibir lecciones, pero sería preferible que las impartiera a los jerarcas de Més. Porque todos los periodistas mallorquines aprendimos de PSM/Més en qué consistían las contrataciones "a dedo". Un somero repaso a internet (¿sabe usted hacer otra cosa?, ¿nunca consulta páginas de milf?) nos aportará docenas de titulares del estilo de "El PSM acusa a Bauzá de ´colocar personal a dedo´", "Més afirma que el PP quiere contratar ´a dedo´" o "El Bloc denuncia que el alcalde de Inca contrató a la empresa ´a dedo´". No nos especificaban que la digitación solo afectaba a contrataciones del PP, pero nunca es tarde para aprender.

Més insistirá, en su nueva configuración de sucedáneo de UM, en que nada ha ocurrido. Sin embargo, esta historia tendrá un futuro que no pertenece al partido ecosoberanista, porque ha empeñado su patrimonio. El 1 de agosto de 2015 entrevisté a un tal Jaume Garau (por fin hace algo en directo, sin intermediación electrónica). Las fotos de la sesión a cargo de B. Ramon muestran a un encantador de serpientes, por la parte ofidia que me toca. Me soltó a bote pronto que "tenemos una deuda impagable con Bauzá". El próximo president del PP dirá que "tenemos una deuda impagable con Barceló".

Reflexión dominical jurisprudencial: "Condenaron a la víctima del terrorismo por hacer un chiste sobre terrorismo".

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