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Norberto Alcover

En aquel tiempo

Norberto Alcover

Terrorismo en Europa

Los recientes muertos ingleses y de otras nacionalidades europeas en Londres, junto al Parlamento, obligan a un reflexión lo más descarnada posible sobre la realidad y consecuencias del aparato terrorista en la hasta hoy amplia y transcontinental UE. Todo ha seguido el ritual de siempre: acción terrorista, absoluta sorpresa, descubrimiento de que el terrorista era conocido por los servicios de seguridad correspondientes, interrogaciones múltiples, flores, velas, oraciones, presencias silenciosas, primeras páginas de todo tipo, aperturas de telediarios alarmantes, palabras de los máximos políticos, despliegue de la policía y toma del domicilio del asesino. Pero sobre todo la sensación tremenda de que llevar a cabo una acción terrorista es bastante fácil si el protagonista está dispuesto a morir en el intento. Después, el yihadismo oficial se manifiesta responsable?y vuelta a esperar el próximo golpe aquí o allá. Solo Dios lo sabe. Y el demonio.

Las cosas son como son porque a Europa se le hace completamente imposible organizar un sistema de contención antiterrorista de garantías fiables, más allá de la colaboración informativa y del despliegue policial, de manera inteligente dentro de las posibilidades del número de los sospechosos. Porque seguirles a cada uno es una ficción estratégica y económica, salvo que convirtamos la sociedad en una burbuja de sospechosos y represores de verdad. Seguramente con infiltrados en cualquier colectivo especializado antiterrorista, todos los que están dispuestos a actuar conocen los medios mejores,los instrumentos más adecuados, aunque sea elaborándolos mediante la estupendas sugerencias en internet. O sencillamente, un vehículo y un cuchillo además de absoluta decisión.

¿Alguien se atreve a señalar mejores soluciones que las expuestas, mientras sigamos trabajando represivamente desde la democracia y el respeto por los derechos individuales, victoria del pensamiento ilustrado y del cristianismo sobre la violencia bruta? Pienso que no. O por lo menos, nadie lo comenta. Repetición de métodos y repetición de contra métodos. Todo sigue igual, aparentemente.

No se trata de demonización alguna de carácter racista o xenófobo. Por el contrario, se trata de afrontar tal realidad, extensiva al conjunto de Europa, porque de no afrontarla nunca seremos capaces de "organizar la multiculturalidad en paz" Decir lo contrario es un buenismo inaceptable, salvo que opinemos desde la seguridad del todo ingenua de que estamos por encima de todo peligro. La "guetización" se muestra desoladora, todos la criticamos, pero seguimos inoperantes por la sencilla razón de que llegamos tarde para resolverla. Y si buscamos sus causas, entonces nos enfrentamos a las alegrías postcolonizadoras y al empleo de la mano de obra barata en cualquier país metropolitano. Todo tiene su propia narración histórica, y ahora, a la vez que estamos obligados a respetar los derechos humanos porque lo son, además de ser generosos con los inmigrados y refugiados, resulta que hemos montado una sistemática geopolítica ciudadana del todo imposible de dominar. La legislación da pie, en este caso, a medidas cada vez más represoras? que criticamos pero no somos capaces de sustituir. Esta es la verdad desde las torres gemelas. Bin Laden dijo que Norteamérica nunca volvería a dormir en paz. Puede que sea Europa la que haya perdido el sueño de forma mucho más agresiva.

Desconozco por completo qué se deba hacer para contener de verdad la avalancha yihadista, a la vez que respetamos a los "nuevos europeos", pero está claro que algo diferente debemos de inventar. So pena de que entremos en una vorágine incapaz de encontrar control alguno democrático, con el aumento de actitudes, ahora sí, racistas y xenófobas. Y todo esto cuando acabamos de conmemorar el 60 aniversario de la UE, como si el terrorista nos hubiera querido lanzar una bofetada en plena celebración. El sueño de mi padre, del que escribía en el artículo anterior, se viene abajo ante un enemigo con el que no contábamos en 1957. El sueño ha dado lugar a un insomnio para el que no existen de momento, píldoras ni terapias suficientes. Pero si alguno de mis lectores/as sabe de algún remedio maravilloso, que tenga la delicadeza de responder a mi perplejidad.

En este contexto, los jesuitas españoles, tras la última reunión general de la compañía de Jesús en Roma, de la que salió elegido superior general el padre Arturo Sosa, ha lanzado un eslógan que lleva por título:"La misión de reconciliación : una nueva urgencia". Es la versión actualizada de "la justicia que brota de la fe", de origen arrupista. Se trata de ponderar, según la documentación relativa al citado slogan, de qué manera nos es posible actuar como instrumentos de reconciliación en todo distanciamiento aparecido en nuestra sociedad, sin que esta tarea nos evite desconocer o disminuir nuestra "conciencia de la realidad", para llegar a un posible discernimiento, del que habló el papa Francisco en su discurso a los líderes europeos recientemente en Roma. Por lo tanto, se trata, para nosotros, de actuar para reconciliar, sin dejar de lado todo lo escrito anteriormente, por agrio que resulte. Solamente la verdad es fuente de convivencia.

En esta situación que nos estira por todos lados, uno se pregunta la razón de que jamás de los jamases, Arabia Saudí, cuyo rol geopolítico y financiero en el caso terrorista conocemos perfectamente, no admita ni a un solo migrante ni refugiado árabe/musulmán. Es el precio que pagamos, seguramente, por el petróleo, por las bases militares y por la tarea de contención (relativa) en la zona. Los saudíes, sutiles ellos, nos regalan terrorismo pero lo evitan en propio territorio. Así, entre otras razones, no hay quien solucione tal embrollo. La tarea de reconciliación será muy difícil. Casi imposible. Pero será.

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