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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

El alcalde Noguera

En los últimos tiempos, cuesta encontrar declaraciones dignas de Més en un dirigente de Més. El “basta ya” de Antoni Noguera, contra la conversión de Palma en un gigantesco hotel al servicio de los sospechosos habituales, es el primer arranque de grandeza de un político de izquierdas en esta legislatura. Frente a la cobardía conejil de la conselleria de Turismo que comparten Barceló y su jefe de campaña, el concejal ha debutado como alcalde después de dos años de vacío en la silla consistorial.

El progresismo ha abordado el alquiler turístico con la misma candidez que sa Feixina. Anunciar y no materializar, amagar y no dar. Nos envolvemos de la aureola proteccionista o antifascista, sin adoptar medidas concretas. Se engañan a sí mismos, a nadie más, aplican la receta infalible para perder elecciones. El grito de Noguera en su toma de posesión como alcalde, no a la destrucción de Palma bajo el subterfugio de la economía colaborativa, vino acompañado por la presentación más erudita del drama aportada hasta ahora. Por fin la administración se atrinchera en un estudio serio, y no como el informe de la Sinfónica encargado por el jefe de campaña.

Los desaprensivos que están acabando con Palma, quieren dotarla de una oferta cultural consistente en que el cliente de un hotel visite otros hoteles. El gasto lo hará en tiendas de bolsos que pagan sueldos ajustados y exportan los beneficios, el centro de la ciudad ya es una terminal de aeropuerto. En cuanto el rendimiento no sea el predeterminado por los fondos buitre, abandonarán la tierra quemada. Oponerse por principio a la destrucción ya es un gesto de valentía, aunque Noguera sepa de sobras que va de farol. No dispone de medios para frenar la ilegalidad multiplicada por mil del alquiler turístico en su actual configuración. Y qué triste, sin salir del redil de Més, contemplar a Biel Barceló sumándose a la iniciativa. Probablemente, tras consultar a su titiritero. Todo un vicepresidente del Govern obligado a practicar el seguidismo apresurado de un concejal que ha tenido el honor de decir que Palma está desnuda.

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