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Matías Vallés

Cien por cien Susana Díaz

Edward Koch ganó por tres veces la alcaldía de Nueva York. Hizo famoso un eslogan racional durante los mitines de campaña. “Si estáis de acuerdo en un setenta por ciento de lo que digo, votadme. Si estáis de acuerdo conmigo al cien por cien, os recomiendo un psiquiatra”. El socialismo español arrastra unos años dignos del diván o la medicación, según la escuela del alma que profese el diagnosticador. Susana Díaz lo ha confirmado al elegir su eslogan para las primarias, “Cien por cien PSOE”. Aunque el integrismo socialista le cuadra perfectamente a la presidenta andaluza, su exigencia absoluta es peligrosa en tiempos de adhesiones variables. El alcalde neoyorquino sabía muy bien que su solicitud de un voto no entusiasmado le permitía atrapar un número mayor de voluntades.

Ni el alcohol admite un cien por cien de pureza. Si a Díaz solo van a votarla quienes se declaran absolutamente socialistas, puede empeorar los ya deprimentes resultados próximos de su partido. Los fósiles de los setenta que la escoltaron en la presentación de la candidatura cumplen a buen seguro con el cien por cien, pero son insuficientes y espantan a la renovación. La candidata no debería rechazar con tanta alegría a quienes solo se sienten un setenta o un cuarenta por ciento socialistas. Según los sondeos, ni aun así podrá librarse de pactar con quienes son un cero por ciento del PSOE, por militar en otros partidos.

Susana Díaz pretende compensar con una voluminosa voz su oquedad de contenidos. No ha de explicar su candidatura que se da por sentada, sino por qué se presenta un tal Pedro Sánchez, a quien los socialistas cien por cien juraban haber decapitado en octubre. Maquiavelo aconsejaba no dejar malherido al rival, pero lejos de nosotros la propuesta disolvente de recomendarle un libro a la socia de Ciudadanos en Andalucía. Mientras presentaba en Madrid al PSOE de la tercera edad, su único rival congregaba en un mitin valenciano a una asistencia proporcionalmente más numerosa. Y más impura en su socialismo, aunque también con derecho a voto.

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