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Manuel campo vidal

Crónica política

Manuel Campo Vidal

El PSOE se la juega en primarias de muy alto riesgo

Nunca hasta ahora unas primarias en el PSOE entrañaron tanto riesgo de desestabilización del partido y de la política española. El enfrentamiento es máximo entre las candidaturas de Susana Diaz y Pedro Sanchez. La opción de tercera vía impulsada por Patxi López tiene sentido, pero suscita pocas adhesiones. Pero ahí sigue, y aún con un resultado ajustado, puede conseguir notable influencia. Vienen dos meses de alta tensión y un postcongreso traumático, según como lo manejen los vencedores. Habrá que recomponer un partido hoy roto sin disimulo, como destacan todos los testimonios recabados en las agrupaciones. Salvo en Andalucía, donde por razones obvias hay susanismo dominante conviviendo con el silencio. De la capacidad del equipo de la candidata para saber leer cuanto voto oculto esconde ese silencio (obviamente para los otros candidatos), dependerá el resultado final.

"El problema es que nos hicimos trampas porque tras las elecciones de junio lo normal era abstenerse para que gobernara el PP y, sin embargo, se tomaron posiciones agresivas esperando que el primero que lo propusiera pagara un alto precio interno", señala un alto dirigente socialista que reconoce que solo el líder extremeño Guillermo Fernández Vara se atrevió a decirlo. Los barones esperaban que Pedro Sanchez lo propusiera para liquidarlo después y Sanchez esperó a que lo dijeran los otros para lo mismo. Vara no fue el único. El alcalde de Valladolid, Oscar Puente, reconoce que para él también era lo mejor y, sin embargo, hoy es de los pocos cargos electos importantes que batallan junto a Pedro Sanchez, compartiendo la pueril teoría de que los que se abstuvieron en la investidura de Rajoy son "la derecha del partido" y los del "no es no", la izquierda. "Ver a Zaida Cantero en Twitter propugnado un PSOE de izquierdas cuando se afilió hace cuatro días descorazona", señala una dirigente andaluza que nunca simpatizó con Susana Diaz pero que la acepta "como mal menor para evitar un desastre". ¿Qué pasó para que el alcalde de Valladolid y otros personajes dieran del cambiazo? Pues la torpeza del entorno de Susana Diaz que convirtió a Pedro Sanchez en un mártir al desalojarlo chapuceramente en el "Comité Federal de Puerto Hurraco" ignorando que las víctimas siempre generan arrastre. Hoy Pedro Sanchez entra en un restaurante y lo aplauden. Eso antes no le pasaba y quizás le pasará solo mientras lo consideren un damnificado. Pero le vale como gasolina emocional para su viaje a la secretaria general, o al abismo. Aunque a veces el abismo tiene forma de partido alternativo. Se verá.

Los motores de las primarias ya rugen. Pedro tiene seguidores que se pagan un autobús para acompañarlo por toda España. Dieciséis autobuses en el mitin de Albacete. Los que ven ahí financiaciones raras mienten, o se equivocan. Hay un mar de fondo intenso a favor del secretario general destronado. Susana entretanto reúne en Madrid a miles de seguidores, casi todos con cargo en ayuntamientos, diputaciones o en la Junta de Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha. Llegan de toda España, convocados a golpe de teléfono en buena parte por ella misma, trabajadora incansable, que dice disponer de dos mil plataformas de apoyo. Puede ser. Ahí se suman seguidores convencidos y gente a la que les hace menos gracia pero que temen que Pedro solo pueda llevarlos a enrocarse en otro "no es no", o a un abrazo con Pablo Iglesias, que en Izquierda Unida ya saben cómo se las gasta.

Toda la política española está pendiente de esas primarias; y hay testimonios sobre el interés con que se siguen en varios países extranjeros. El acto de Madrid con Susana al frente ha reunido a dirigentes socialistas históricos que ni se hablaban, salvo por educación, del felipismo al guerrismo y del zapaterismo a lo que se quiera. Temen que el PSOE tradicional se desvanezca. Y del otro lado temen que se entregue a la derecha. "Lo malo -concluye el alto dirigente consultado- es que todos piensan en un PSOE o en otro y en la urgencia de liderarlo. Pero nadie piensa en España".

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