En Catalunya, donde la inventiva culinaria siempre ha sido brillante, están a punto de inventar la ensalada de atún sin tomate, sin aceitunas, sin cebolla, sin aceite, sin vinagre, sin verdura y sin atún. O, lo que es lo mismo, una ley del Parlament sin padre identificado, sin publicación, sin enmiendas, sin parlar de ella y sin conocerla nadie hasta el mismo momento en que se vote. Ingenio no falta, pues al tratarse de una ley de desconexión (es todo lo que se sabe) no deja de ser lógico que esté desconectada de cualquier enchufe capaz de darle un calambre al que encienda la luz. Se trata simplemente, por tanto, de tirar la piedra y esconder la mano, que yo no he sido, éste de ahí tampoco y aquél no se sabe, confiando en que el Tribunal Constitucional trague sin decir ni mu el plato vacío. Luego ya le irían echando al plato la lechuga, el tomate, el aceite, la cebolla y el atún.
