Cuando se trata del amor se produce una auténtica confusión de conceptos tal y como demuestra el tremendo revuelo que se ha organizado con la campaña Desmontando San Valentín.

Se suele confundir el sentimiento del amor con el amor romántico. Lo que llamamos amor o enamoramiento (según Ortega y Gasset) es un sentimiento universal que ocurre cuando de pronto miramos de una forma especial a otra persona y como resultado se produce una enorme inundación de neuroquímicos, que probablemente es la fuerza motora de la perpetuación de las especies. Con este sentimiento y sus síntomas, cada sociedad ha creado su propio código de comportamiento, su forma de vivirlo, que en occidente ha dado lugar a lo que conocemos como "amor romántico" y que al parecer tiene su origen en los trovadores de la Provenza en el siglo XII.

El constructo social llamado amor romántico contiene una serie de preceptos que lo conforman: es heterosexual (aunque los gays se hayan lanzado alegremente a abrazarlo), dura para siempre, es incompatible con otras relaciones: es monógamo y posesivo, implica dependencia emocional, personas incompletas (la media naranja) e implica dolor: quien te quiere te hará llorar, etc, ideas que no solo no son corroboradas por la neurociencia más actual*, sino que son la causa de falsa expectativas y de la enorme infelicidad tradicionalmente asociada a la experiencia del amor.

El modelo o el constructo del amor romántico atribuye roles muy concretos para cada sexo que han sido ejemplificados a través de los personajes de los cuentos tradicionales y repetidos ad infinitum en la industria cinematográfica (hollywoodiense), que reflejan bastante fielmente la socialización de las mujeres como sujetos pasivos, vulnerables, destinadas al servicio y relegadas al hogar, a las que el príncipe habría de salvar, casándose con ellas, para luego instalarse en sus privilegios de género. Modelo que, como acertadísimamente ha comentado la periodista Pilar Garcés en su reciente artículo publicado en este periódico, San Valentín y sus enemigas, ya ni siquiera la factoría Disney continúa sustentando. Y modelo, por otra parte, alejado de lo que ya la inmensa mayoría de mujeres quieren y viven.

Pero lo más importante es que todo ese constructo es un sustrato reconocible de la violencia machista y decirle a las mujeres "que los celos no son amor" y que "si te controla y te hace sentir mal, es que no te quiere", no nos convierte en "aguafiestas", sino más bien conscientes de que en nombre del amor romántico? nos están masacrando. Es en nombre de ese amor que decenas de mujeres son asesinadas cada año en nuestro país y miles en el mundo? "la maté porque era mía", tal y como el amor romántico establece.

Como dice Coral Herrera **«"Por amor" aguantamos insultos, violencia, desprecio. Somos capaces de humillarnos "por amor", y a la vez de presumir de nuestra intensa capacidad de amar. "Por amor" nos sacrificamos, nos dejamos anular, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestras redes sociales y afectivas. "Por amor" abandonamos nuestros sueños y metas, "por amor" competimos con otras mujeres y nos enemistamos para siempre, "por amor" lo dejamos todo? Por eso este "amor" no es amor. Es dependencia, es necesidad, es miedo a la soledad, es masoquismo, es fantasía mitificada, pero no es amor».

La campaña Desmontando San Valentín de la dirección insular de Igualdad del Consell de Mallorca no es un ataque al amor, ni tampoco un ataque al santo, sino un intento valiente y novedoso de profundizar en el sustrato de las relaciones tóxicas que llevan a situaciones de violencia de género, lo cual por otra parte es o debería ser una prioridad para cualquier institución que trabaje por la igualdad de las mujeres. Y es por eso que llama poderosamente la atención que tantos varones periodistas hayan errado el foco, volcando tanta furia en sus artículos contra esta campaña de desmitificación. Ojalá invirtieran sus intentos de medrar en los medios de comunicación trabajando para combatir la lacra social más vergonzante y dolorosa de nuestra época como, afortunadamente, hacen algunos hombres que han comprendido que para acabar con la violencia contra las mujeres por el solo hecho de serlo, ellos también son imprescindibles.

*Muy interesante el trabajo científico de la Dra. Hellen Fisher, antropóloga, autora del libro Anatomía del amor y estudiosa del amor desde el punto de vista neurocientífico.

** Coral Herrera, El rincón de Hayka, inestimable tesis doctoral y estudios sobre el amor romántico

*En nombre de las mujeres de la Asociación de Dones de les Illes Balears per a la Salut (ADIBS)