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Antonio Papell

Francia previene la mentira electoral

El 23 de abril y el 7 de mayo, se celebran las dos vueltas de las elecciones presidenciales francesas...

El 23 de abril y el 7 de mayo, se celebran las dos vueltas de las elecciones presidenciales francesas, en plena crisis de los partidos (y de los candidatos) de la izquierda y de la derecha tradicionales, crisis que coincide con el ascenso del Frente Nacional -que ya es sin duda el principal partido del país vecino- y, afortunadamente, de otras iniciativas democráticas innovadoras como las que encarnan en el centro-izquierda Macron y Mélenchon. Y en la memoria reciente de los europeos está el escándalo suscitado en los Estados Unidos por la epidemia de falsedades urdida en las redes sociales por una serie de actores indeterminados. Como es conocido, los servicios secretos americanos afirman con rotundidad que Rusia habría participado activamente en la elaboración y difusión de imputaciones falsas a Hillary Clinton, acusada de toda clase de delitos e incluso de velados asesinatos mafiosos para conseguir sus objetivos. La "posverdad" ha sido una fabricación inquietante que ha hecho su irrupción en EE UU, y nunca sabremos si ha influido o no decisivamente -todo indica que sí- en la elección de Trump.

Facebook, principal soporte de las mentiras difundidas por la red, parece haber tomado conciencia del problema y se dispone a prevenir una reiteración en Francia de aquellas prácticas viciadas. De hecho, y como ha escrito en su blog Enrique Dans, Francia será un gran laboratorio tecnológico en estas vísperas electorales. Y la buena noticia es que hay una gran operación en marcha para detectar las páginas web que publican falsedades, en muchos casos para conseguir jugosa publicidad (las falsedades estridentes atraen la atención del público y generan visitas) y en otros casos para fines ideológicos espurios, y eliminarlas de las redes sociales. Facebook ha anunciado el lanzamiento de un filtro de noticias falsas específico para Francia, al tiempo que participa con Google y con ocho prestigiosos medios de comunicación franceses en una vasta operación de verificación de noticias que permitirá aplicar herramientas eficaces contra la intoxicación informativa.

Hasta hace poco tiempo, antes de que aparecieran las nuevas tecnologías de la información, las noticias falsas tenían serias dificultades para abrirse camino porque la opinión pública era generada por un conjunto relartivamente pequeño de medios de comunicación solventes, reconocidos y fiables. Pero la crisis de los medios convencionales -afectados por la renovación tecnológica y por la crisis económica simultánea- ha sido aprovechada por un enjambre de medios nativos digitales, en gran medida sin clasificar por la audiencia. En España, ya empieza a distinguirse qué prensa digital es fiable y, por exclusión, cuál no lo es€ Pero es evidente que abunda la basura mediática en la Red, para desconcierto de amplios sectores todavía. En este contexto, las medidas adoptadas por los gigantes de Internet son reconfortantes, pero es evidente que lo ideal no es que sea Sylicon Valley el actor genérico que haya de ilustrarnos sobre dónde están la verdad y la mentira, el bien y el mal. Facebook ya estuvo en Estados Unidos en el centro de una gran polémica cuando contrató en la pasada campaña estadounidense a un equipo de analistas para que descartara las noticias falsas, lo que se interpretó como una maniobra en contra de los conservadores€ Aquel dispositivo tuvo que desactivarse, pero a lo que se ve, Zuckerberg y su equipo no se han desanimado.

En realidad, la depuración del sistema mediático, cuyos contenidos acaban nutriendo a las redes sociales, debería correr a cargo del público, de los ciudadanos, de la propia opinión pública. Entre otras razones porque da miedo conocer que existe un filtrado de noticias falsas que se efectúa mediante algoritmos€ que a su vez podrían ser manipulados. No debería perderse la relación directa de confianza entre los medios y sus clientes, que es el que alimenta al sistema mediático y al propio régimen democrático, que se nutre de información veraz y de opinión contrastada.

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