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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

A cuchilladas

Hay una diferencia fundamental entre ser pareja feliz en la vida privada y serlo en la vida pública. En la vida privada, la felicidad exige una sintonía humana, una sintonía por debajo de toda opinión, es decir que no necesita ser analizada y constatada, tan sólo sentida, que precisa de una convivencia. En la vida pública, pasa todo lo contrario, una relación duradera exige sintonía en formación cultural, en sensibilidad intelectual, en empatía social, en la Weltanschauung, y en algo fundamental y decisivo, que tiene que ver con la propia concepción del poder, la cuestión de los principios y los medios y la de si los hombres deben adecuarse a las leyes o las leyes a los hombres. Y esta sintonía debe poder ser constatada en la aplicación práctica de la política.

Podemos ha escenificado en su discusión previa al congreso de Vistalegre una ruptura en su equipo dirigente que se ha visualizado en la controversia personal entre Iglesias y Errejón. El momento en que empezó la cesura entre ambos cabe situarla en la votación de la investidura de Sánchez. Mientras Iglesias impuso el voto en contra que condujo a las elecciones del 26J y, correlativamente, a la elección de Rajoy como presidente, Errejón defendía el voto favorable que suponía la defenestración del líder de la derecha. Lo cierto es que desde las elecciones del 26J Podemos se ha convertido en una olla en ebullición donde el lenguaje hacia la sociedad se ha trocado en un lenguaje interno, donde, en vez de iniciativas parlamentarias, se han puesto en marcha mecanismos de destrucción interna revestidos de un lenguaje propio de la dictadura soviética: conspiraciones, descalificaciones públicas, y un bochornoso culto al líder que dejan a la crisis del PSOE como una disputa entre caballeros. La defenestración de Sánchez y la elección de Rajoy han situado a Podemos en la irrelevancia política por mucho que aún figuren en las encuestas como el segundo partido en las preferencias de los electores. Lo cierto y directamente achacable a Podemos y a Iglesias es que con su prepotencia y arrogancia han echado a perder la ventana de oportunidad que se abrió tras el 20D para, merced al pacto PSOE-Ciudadanos, regenerar la democracia española.

Las proclamas de Iglesias reclamando todo el poder para el jefe obedecen a un modelo populista donde se establece un diálogo directo entre los ciudadanos encuadrados y el secretario general, que recuerda los llamamientos de Gil Robles durante la Segunda República y el culto a la personalidad de los máximos dirigentes de los regímenes totalitarios. Suponen un desprecio a la democracia representativa, caracterizada por el debate frente a los asentimientos por referéndum, tan queridos por las dictaduras, entre otras, la de Franco; y por el nacionalismo. La demagógica declaración de Iglesias, en relación al proceso independentista catalán, afirmando que no habla bien de nuestra democracia que se juzgue a alguien por poner urnas, no hace más que consolidar la idea de que el populismo puede arrasar con la democracia. Votar es un ejercicio democrático fundamental en la medida que se realiza en el marco de la ley democrática. Lo contrario es golpismo.

La pretensión de Errejón de aprobar unas ponencias que impugnan las posiciones de Iglesias y, simultáneamente solicitan el voto para este último, amparado por un cartel en el que figura abrazado a él, son de una incoherencia absoluta. La posición de Errejón es equívoca en la medida que no es capaz de llevar hasta las últimas consecuencias la lógica de sus postulados políticos, presentándose como alternativa a Iglesias. Es esta una posición que debilita a Iglesias pero no fortalece a Podemos. ¿Quién querría tener un líder con cuyas posiciones no se está de acuerdo? Ahí demuestra más coherencia Iglesias al reclamar el voto a sus propuestas si se le quiere a él de líder. Si es así, Podemos va a reforzar su populismo aliado con IU, y al mismo tiempo se va a cocer en una irrelevancia autosatisfecha. Establecer la transversalidad que posibilite la colaboración con PSOE y Ciudadanos es posible sólo en el caso de que Errejón tire de una vez al fuego el tronco en brazos de la vieja de Twin Peaks, el cursi Iglesias travestido, que se desgañita voceando "no os peleéis" como si ella fuera ajena a las cuchilladas con las que se abren las carnes con ferocidad asesina estos angelitos revolucionarios, como si no liderara una de las facciones en lucha.

? Las cuchilladas empezaron con los hashtags #Asínoiñigo# desde la dirección de Echenique y la segunda de a bordo, la novia de Iglesias, Irene Montero, tomando descaradamente parte en la lucha desde el poder del aparato. Tal parece como si los líderes de Podemos, unos y otros, dispusieran de su organización como de un serrallo de donde escoger a sus favoritas temporales, tal es el lío entre posición de amor y posición de poder. También Monedero, que imita sin mucha gracia el papel de Guerra con Felipe, insinuando esnife de coca por parte de Rivera, susurra que Errejón lo que quiere es mandar. Pero sus adversarios no quedaron atrás. El líder de Podemos en Valencia compara a Iglesias, que quiere deshacerse de Errejón nombrándolo alcalde de Madrid, con Franco. Luis Alegre, pablista, publicó un escrito en la prensa en el que afirmaba que Iglesias estaba rodeado por un grupo formado por Irene Montero, Rafa Mayoral y Juanma del Olmo, a quienes califica como parásitos y conspiradores, que no conserva ya ni una sola persona de los orígenes de Podemos y que está dispuesto a destruirlo todo con tal de no perder su condición de cortesanos. La respuesta de Iglesias, concordante con su ego cristológico, ha sido "sentir lástima" por Alegre y ha lamentado (sorbiendo y soplando al tiempo) que se hable de él "no por ser uno de los mejores filósofos del país" sino por insultar de una manera tan vil a sus compañeros". Montero sintió "muchísima pena" y una "infinita tristeza", "ojalá la próxima vez que Alegre abra los telediarios sea porque es uno de los filósofos más importantes del país y no por decir estas barbaridades". Hombre, me interesa la filosofía y tras rastrear internet veo que Alegre es profesor de filosofía en la Complutense y que ha escrito en colaboración con otro autor, tres libros de texto de la ESO. De ahí a afirmar que es uno de los mejores filósofos del país va un trecho, grande, que recorren sin rubor estos alucinados. Afirmar, por parte de gente que ni siquiera sabe citar correctamente las obras de Kant, que uno de los mejores filósofos españoles es un personaje vil que dice barbaridades es una contradicción insalvable. No piensan lo que dicen, extravagancias delirantes que revelan su indigencia intelectual. Mientras el país intenta sobreponerse a sus numerosos males, la extrema izquierda se desangra en su dogmatismo redentor. Mejor así que gobernando. Las carnes que abrirían con sus cuchillos serían las nuestras.

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