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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Terceras elecciones

El poderoso argumento aportado por el PSOE, para apoyar la investidura de Rajoy, era el pánico a que unas terceras elecciones conllevaran una mayoría aplastante del PP. Pues bien, el sondeo del CIS gubernamental dibuja a los populares estancados a la baja. Se contraen sin enemigo visible, dado el panorama a su alrededor. Obtienen el peor porcentaje de su historia, aunque nadie lo diría contemplando su euforia. El gesto altruista de los socialistas iba a reportarles asimismo una recuperación inmediata, que enterraría la era del malsano Pedro Sánchez. Sin embargo, han conseguido perder uno de cada cinco sufragios obtenidos el pasado verano por el secretario general decapitado. Si un pacto perjudica a ambos socios, obliga a replantearse las razones que lo aconsejaban.

Para adquirir una perspectiva histórica, Joaquín Almunia se ha contemplado siempre como el símbolo del declive socialista. El ilustre fracasado obtuvo en 2000 un 34 por ciento de los votos. No es una cifra para presumir, salvo que supera la cuota adjudicada hoy por el CIS al PP, y dobla prácticamente las escuálidas expectativas actuales del PSOE. De paso, el partido antaño hegemónico a la izquierda cede la oposición a Podemos, que practica la política a gritos. En medio de este naufragio, los socialistas se felicitan por ser la única formación que sube en el sondeo.

Los inductores del pacto PP-PSOE endulzaban el amargo trago recordando a los socialistas que Rajoy se vería obligado a consensuar los ejes de la legislatura, empezando por nombrar un Gobierno en condiciones. De nuevo, el CIS puntúa por debajo de tres sobre diez a ocho de los trece ministros. Ninguno llega al cuatro, la menos peor es la vicepresidenta que tiene a su cargo el centro de sondeos. Por supuesto, la investidura forzada y forzosa iba a redundar en una mejoría espectacular del clima político. La población aplaudiría el gesto de los partidos para preservar su poder. El barómetro también discrepa. Otorga las peores notas imaginables en "situación política" y en la clase gobernante como "principal problema". En resumen, bienvenidas hubieran sido unas terceras elecciones (el CIS no lo dice con estas palabras).

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