En una reciente entrevista en Diario de Mallorca, el señor Juan José Rodríguez Sendín, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, se muestra contrario a la prescripción enfermera con el argumento de que "el primer diagnóstico y el tratamiento que debe recibir el paciente son competencias exclusivas del médico", y añade "?que quede bien claro que esto es una garantía para los pacientes."

Cuesta entender que a estas alturas el señor Rodríguez Sendín utilice argumentos que ignoran los avances de las profesiones sanitarias en los últimos cuarenta años y las normativas que las regulan, conformando un sistema de salud multidisciplinar enfocado a las necesidades de salud de la población, en el que cada uno de los profesionales tiene la responsabilidad del diagnóstico de las situaciones que le competen y que, en el caso de las enfermeras, son las necesidades de cuidados.

El médico es responsable, obviamente, del diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad, al igual que las enfermeras somos responsables del diagnóstico y el tratamiento de los problemas de salud que afectan a los individuos o a la comunidad y que, en virtud de nuestra formación y experiencia, tenemos capacidad y derecho legal de tratar. Esa capacidad diagnóstica y prescriptora es común a todas las profesiones sanitarias, e incluso a las no sanitarias, pues a nadie le extraña que un analista haga un diagnóstico de situación o un mecánico diagnostique una avería.

Si la medicina lo abarcara todo, si fuera la solución a todo, ¿para qué estarían formándose fisioterapeutas, psicólogos, enfermeros, logopedas y tantos profesionales sanitarios? La verdadera garantía para los pacientes a la que aduce el señor Rodríguez Sendín, la verdadera garantía para los ciudadanos que son los que sufragan los servicios de salud es que se les conceda el derecho a una información útil y veraz sobre el funcionamiento del sistema sanitario, sobre qué pueden esperar de cada profesional que les atiende, o a quién deben acudir para resolver su problema o su duda.

Nos preocupa enormemente que, mientras la supervivencia de las prestaciones de nuestro sistema sanitario se ve continuamente amenazada, mientras no cesan los anuncios de restricciones y precariedad, mientras la gente muere, sí, por falta de recursos; algunos insistan en arrogarse en exclusiva la potestad de dirigir los servicios de salud y la gestión de las unidades clínicas, a la vez que demuestran un fatal desconocimiento de su funcionamiento y de las relaciones interprofesionales necesarias para unos resultados verdaderamente útiles y eficientes.

Necesitamos un sistema sanitario a la medida de las necesidades de salud de la sociedad del siglo XXI, liderado por gestores libres de tópicos, visiones caducas o intereses de parte; orientado a un funcionamiento interdisciplinar, donde la finalidad sea exclusivamente el bienestar del ciudadano y su participación activa en el objetivo común de una sociedad saludable.

Por supuesto lo sabemos es imprescindible una regeneración en ciertas instituciones que representan a las enfermeras, pero está claro que es igualmente necesaria dicha regeneración en algunas de las que representan a los médicos. Declaraciones de unas y otras desconciertan con frecuencia a quienes estamos en la realidad diaria de la práctica asistencial.

* Presidenta del Col·legi Oficial d´Infermeria de les Illes Balears