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Antonio Papell

Las candidaturas del PSOE

La gestora socialista, que ha tenido al menos la virtud de estar presidida por un personaje discreto y prudente con nulas ambiciones de liderazgo, dio a entender desde su llegada que se mantendría varios meses para dar tiempo a que quienes habían protagonizado la colosal disputa de octubre apaciguaran sus ánimos. Y mientras tanto, los integrantes de la dirección provisional se disponían a facilitar la gobernabilidad del país, designio que ciertamente han conseguido con razonable eficacia, aunque, según es evidente, no a gusto de todos sus conmilitones.

El método de la pacificación el de fiar la distensión al paso del tiempo hubiese sido útil si la discusión hubiera sido fruto de la visceralidad, de un desahogo temperamental, de una simple rivalidad personal, y no hubiera tenido una profunda base ideológica. Porque ha bastado con que saltara al ruedo el primer aspirante a la secretaría general para que se reprodujera el mismo debate que provocó el estallido. En efecto, Patxi López ha bajado a la arena con la afirmación en su primera declaración de que el PSOE se equivocó al abstenerse en la investidura de Rajoy, posibilitándola, aunque él siguió la consigna impartida por disciplina de partido.

La pregunta es bastante obvia: si Patxi López, que estuvo en el equipo de Pedro Sánchez, no ha cambiado de opinión en esta cuestión vital, ¿qué razón hay para que ahora sea él y no Sánchez quien aspire a dirigir el partido? ¿Qué ha debido pasar para que los barones y baronesas que secundaron al secretario general defenestrado hayan apostado ahora por un caballo distinto?

La única explicación razonable a semejante mudanza sería la que pasase por la renuncia de Sánchez a optar de nuevo a la secretaría general. Pero ni Sánchez ha efectuado declaración alguna en tal sentido ni se espera en absoluto tal cosa. Más bien parece que sucederá todo lo contrario, como esperan simpatizantes y adversarios?, y de hecho ya ha anunciado un periplo por las distintas federaciones socialistas para escrutar los apoyos con que cuenta. Y si las cosas son de este modo, ¿qué lectura habría que hacer de la temprana irrupción de López en escena?

Hay una interpretación maquiavélica que ya circula por los mentideros: ante la evidencia (según algunos) de que las bases del PSOE, que finalmente tendrán que pronunciarse en primarias, están irritadas por el golpe de mano de que fue víctima el líder que ellas mismas habían designado, la mejor estrategia pasaría por dividir el electorado afín a Sánchez. De este modo, el voto más izquierdista, más cercano a Podemos que al PP, se fracturaría y cedería ante la candidatura de Susana Díaz, que gobierna Andalucía con Ciudadanos y que está más cerca de la "gran coalición" a la alemana que de la integración de las izquierdas.

Tal hipótesis tiene debilidades, y entre ellas la de que parece imposible que Patxi López se preste a semejante maniobra. Pero en todo caso lo llamativo es que en todo este tiempo transcurrido ¿desperdiciado? no se ha producido debate alguno sobre qué alma socialista debe ser la predominante en este pleito y por qué. Ni sobre cómo conciliar pacíficamente posturas que ya se han enfrentado una vez a cara de perro y que siguen mostrándose gran hostilidad actualmente.

La socialdemocracia europea está desarbolada y en precario y es difícil tomar modelos foráneos, pero es claro que la izquierda moderada tiene que contribuir a mejorar la gestión de la globalización para mitigar la irritación social que ha causado el abuso despiadado del liberalismo, con sus consecuencias intolerables de desempleo, desigualdad, pérdida de poder adquisitivo de los salarios, deslocalizaciones industriales, etc. Nada de todo esto se ha discutido, ni se ha enunciado siquiera. Lo que reducirá las primarias a una elección por simples intuiciones personalistas. O sea como hasta ahora.

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