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Llorenç Riera

El complicado enlace con el aeropuerto

En Mallorca, Son Sant Joan no es el lugar al que vas con autonomía propia cuando necesitas tomar un vuelo o desde el que regresas a casa cuando has aterrizado. Es, mayoritariamente, el aeropuerto al que te acompañan o del que vienen a recogerte en el tránsito anterior o posterior a un viaje en avión. Todo mallorquín lleva adosado, por tanto, un chófer particular, sea familiar, amigo o profesional.

Esta evidencia denota, por si sola, otra mayor, la de que las comunicaciones con la gran terminal de la isla no están resueltas. Es lo mismo que decir que el transporte público tampoco lo está, especialmente en lo relativo a los grandes enlaces turísticos. Y no hay mayor enclave turístico que un aeropuerto o un complejo residencial, aunque también lo es, en menor proporción, un alquiler momentáneo, hoy tan en boga, en el lugar más recóndito de Mallorca.

Ahora el Govern se propone paliar un tanto la situación. El camino elegido para hacerlo tendrá más baches de los esperados. Ha ideado el establecimiento de cinco grandes líneas directas de autobuses entre las principales zonas turísticas y el aeropuerto con periodicidad frecuente durante los meses de verano.

Al tener conocimiento de tal iniciativa, los taxistas se le han echado encima. Se proclaman engañados al ver aproximarse un sistema de competencia inesperado y temen por su estabilidad laboral y los ingresos de sus familias. Anuncian un mes de febrero "caliente", con movilizaciones.

Otra gran polémica está servida, como casi siempre que se emprende una iniciativa de envergadura en esta isla compuesta por la anexión de pequeños cotos privados y cerrados con verjas de incompatibilidad.

El nuevo sistema de transporte propuesto por el Govern presenta algunas dudas y lagunas, pero puede ser una buena alternativa, cuando menos parcial. Falta saber en qué medida un turista en actitud y mentalidad vacacional, no adscrito al 'todo incluido', está dispuesto a esperar y sujetarse al bus de turno o prefiere decantarse por la oportunidad de un taxi siempre disponible, pero mucho más costoso.

La mayoría de aeropuertos conectan sus principales enlaces con la ciudad más próxima y desde ella canalizan la distribución de pasajeros a través de toda su área de influencia, pero Mallorca es otra historia. Es una especie de gran zona metropolitana con movilidad radial hacia la costa del turismo, el trabajo y el ocio.

Por otro lado, las cantidades millonarias de pasajeros que aterrizan o despegan de Son Sant Joan hace presuponer que en él se genera clientela de sobra, tanto para taxis como para autobuses públicos. En consecuencia, los dos elementos no tienen por qué ser excluyentes. En la elección está el gusto y la buena competencia. No olvidemos, por último, que se trata de prestar un servicio de calidad y eficacia.

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