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Antonio Papell

La evolución de Ciudadanos

La génesis de Ciudadanos es conocida, y de hecho constituyó la primera movilización masiva contra el rumbo emprendido por uno de los dos grandes partidos vertebrales del país. En las elecciones catalanas de 2003, a las que ya no se presentó Jordi Pujol, el PSC, dirigido entonces por Pasqual Maragall, ganó en votos aunque no en escaños y decidió formar un gobierno tripartito con ERC e ICV el equivalente a Izquierda Unida en Cataluña que resultó tener una potente impronta identitaria. A partir de 2005, sectores del socialismo catalán contrarios al nacionalismo que había gobernado hasta entonces el Principado no se sintieron representados por aquella coalición que, por ejemplo, mantuvo en vigor las severas sanciones contra los comercios que rotulaban en castellano, formaron la asociación Ciudadanos de Cataluña, empezaron a hacerse oír y publicaron un primer manifiesto tendente a organizar un nuevo partido político de centro-izquierda aquella comunidad. Entres los quince intelectuales implicados en la operación estaban Francesc de Carreras, Félix de Azúa, Albert Boadella, Félix Ovejero, Arcadi Espada, Carlos Trias Sagnier, etc. En 2006, tras un segundo manifiesto, la asociación empezó a plantear su conversión en un partido político Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, que ya se presentó a las elecciones autonómicas de aquel año, con Albert Rivera como líder y candidato por Barcelona. Los intelectuales que habían apostado por el proyecto permanecieron fuera del proceso, aunque en viarios casos lo respaldaron como independientes.

A partir de aquel desarrollo catalán y bajo el liderazgo indiscutible de Rivera, Ciudadanos se ha ido extendiendo por todo Estado y en las instituciones centrales, aprovechando inteligentemente en declive de las grandes organizaciones a consecuencia de la gestión de la crisis económica global. En las elecciones europeas de 2014, Ciudadanos (como Podemos) consiguió un resultado más que testimonial, y el medio millón de votos obtenidos entonces (más del 3% de los sufragios) le proporcionó tres eurodiputados (Nart, Girauta y Punset). En las generales de diciembre de 2015, Ciudadanos fue ya la cuarta fuerza del Estado, con el 14% de los votos y 40 escaños. El 26J pasado logró el 13% y 32 escaños.

Ciudadanos es ya por tanto un potente partido bisagra, lo que le obliga a profundizar en su espacio político para consolidar su presencia y a seguir persuadiendo a los votantes moderados de las ventajas que proporciona al sistema parlamentario la existencia de una fuerza de esta naturaleza, que mitiga el bipartidismo y obliga a mantener determinados equilibrios que impiden las radicalizaciones en uno u otro sentido. Uno de los elementos que ahora precisa Ciudadanos para subsistir es la reforma de la ley electoral: sin una mayor proporcionalidad electoral, el voto a C's seguirá siendo muy caro, y le costará mantener la clientela. Además, tiene que consolidar una posición política más clara que actualmente, después de haber virado de socio en pocos meses (tras el 20D pactó con el PSOE y tras el 26J, con el PP).

La opción que parece haber elegido Rivera es la de afirmarse como un partido liberal-progresista, al estilo del FPD alemán, que aunque de capa caída actualmente, fue políticamente muy avanzado y desempeñó un envidiable arbitraje entre los dos grandes bloques alemanes durante mucho tiempo. La decisión, que ahora deberá confirmarse en febrero en la Asamblea Nacional de C's, parece atinada porque no era semánticamente defendible ser a la vez liberal y socialdemócrata? En cualquier caso, Ciudadanos es actualmente un activo frágil que encontrará a medio plazo la enemiga de los dos grandes partidos que le flanquean y que debe esmerarse en realizar un permanente ejercicio de coherencia interna. Después de todo, su éxito se ha debido tanto a su buen hacer cuanto a los errores ajenos.

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