Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan Tapia

Cataluña: ¿el diálogo llega tarde?

Semana agridulce para Rajoy. El informe del FMI afirma que la recuperación española es "impresionante" y que deben continuar las reformas incluida la laboral que han generado empleo. Pero por otra parte la aprobación del techo de gasto y del objetivo de déficit para el 2017, que han tenido el apoyo del PSOE y dato nuevo del PNV, se ha visto ensombrecida por la votación por el Congreso de una moción del PSOE instando a abolir la reforma laboral. Y C´s que está de mal humor no votó con el gobierno, se abstuvo.

Y hay problemas serios en la "Operación Diálogo" con Cataluña. En una reciente conferencia en Barcelona, en el Círculo de Economía, el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, dijo que no creía mucho en las líneas rojas sino en usar los teléfonos rojos (mensaje conciliador). Pero advirtió que el peligro era que los moderados de ambos bandos quedaran rehenes de los que pretenden atizar el conflicto.

¿Está pasando lo que temía Núñez Feijóo? El martes la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría dijo que quizás el PP se equivocó al recoger firmas contra el Estatut y al no haberse esforzado más en adoptar una posición común con el PSOE. Fue un gesto relevante pero en pocas horas la FAES la antigua fundación del PP, ahora de Aznar criticó a la vicepresidenta y tachó de propia de "un partido acomplejado" el cambio de actitud del PP sobre Cataluña, cuya principal concreción declaraciones aparte ha sido la entronización del moderado Enric Millo, un dirigente autonómico del PPC que hace años fue portavoz adjunto de CiU, como delegado del gobierno en Cataluña.

Quedó claro que la música de la nueva política del PP no le gusta a Aznar, que no tiene poder para doblegar a Rajoy. Pero el ataque a Soraya actuará como un freno a un cambio de política que ya llega demasiado tarde y va demasiado lento.

Porque en el otro lado ya han hecho del referéndum legal o ilegal un dogma y la coalición independentista Junts pel Sí, en la que conviven mal la antigua CDC y ERC, tiene muy difícil aunque quisiera paralizar su hoja de ruta porque decepcionaría a una parte sustancial de su electorado. Y eso no lo va a cambiar la anulación cautelar del Constitucional del miércoles de la declaración del parlamento catalán sobre el referéndum.

Además para mantenerse en el poder Junts pel Sí le faltan 6 diputados para la mayoría absoluta necesitan a las asamblearias CUP que quieren acelerar el choque de trenes. Sostienen que el referéndum se debería adelantar si la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, es sancionada por el Constitucional. Y para subir la tensión exigen la dimisión del "Conseller" de Interior, Jordi Jané, por no haber ordenado que los "Mossos", la policía catalana, desobedecieran la orden de la Audiencia Nacional de detener a cinco "cupaires" que habían quemado fotos del Rey y se negaban a declarar.

Las CUP quieren radicalizar a Junts pel Sí que, pese a haber respaldado a Jane, no pueden hacerles caso omiso porque, si pierden su apoyo, tienen que ir a otras elecciones (las últimas fueron en setiembre del 2015) con riesgo de perderlas. Y el actual presidente, el convergente Puigdemont, no tiene ni ganas ni autoridad para imponer un cambio de guión. Algunos en la antigua CDC saben que se han equivocado y que corren serios riesgos, pero creen que las cartas están echadas: o ganan o pierden.

Un cierto choque de trenes parece hoy por hoy casi inevitable. Lo necesario es "tacto", "fineza", para que sea de la más baja intensidad posible y no haga imposible una posterior solución. Pero los que atizan el conflicto la FAES de Aznar y las CUP quieren reducir el margen de los moderados. Y la inercia de los años de conflicto juega a su favor. Esta semana lo hemos comprobado.

Compartir el artículo

stats