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Llorenç Riera

La fricción constante con Podemos

Cuanto se firmó el actual pacto de gobernabilidad entre PSOE, Més y Podemos se apuntó con insistencia que, tal cómo se establecían los acuerdos y visto el talante de los afectados, habría que estar de forma permanente a expensas de los desmarques y correcciones de la formación morada. La verdad es que la premonición se está cumpliendo con creces con unos efectos de densa ampliación.

Entonces era impensable que Podemos expulsara al año y medio de sus filas a la presidenta del Parlament y a otra diputada. Mucho menos que a estas alturas se hubiera activado el mecanismo para sustituir a quien personifica la segunda representación institucional de la Comunidad o que la afectada, Xelo Huertas, estuviera flirteando con Ciudadanos y PP. La política balear nunca agotará su capacidad de asombro.

De forma paralela a estos excesos del desgarro interno en Podemos, van transcurriendo los constantes demarques de los morados con el Govern. Ayer volvió a escenificarse de manera nítida en el Parlament.

Alberto Jarabo interpeló a la presidenta Armengol en el sentido de desviar 3 de los 3,6 millones previstos en el presupuesto de 2017 para promoción turística, a innovación y servicios sociales. La respuesta de la jefa del Ejecutivo fue "tendremos que discutirlo" porque, según avanzó, ya hay diversas partidas de este apartado comprometidas por primera vez con los consells insulares, a través de la Agencia Balear de Turismo, para la captación de visitantes. La queja de Podemos se concreta en la convicción de que la desestacionalización perseguida no reducirá el número de turistas en verano y que la ampliación buscada comportará, de nuevo, recurrir a la precariedad laboral.

Aquí se solapan dos cuestiones diferentes. De un lado, el modelo turístico balear y de otro, la actitud de Podemos vinculada a la relación de estabilidad del Govern. Es probable que el tipo de promoción vacacional sea revisable de forma severa en tiempos de gran masificación, pero esto deberá, en todo caso, analizarse y debatirse en foros específicos más amplios y, por supuesto, sin atarlo por adelantado a la solvencia de los presupuestos autonómicos para el próximo año.

Podemos, como es sabido, ha suscrito un acuerdo de mínimos que debe garantizar el avance de las cuentas de la Comunidad. Sin embargo, desde entonces ya ha bloqueado una partida de 28 millones destinada a infraestructuras educativas y ahora pretende hacer lo mismo con la promoción turística. De forma independiente a la justificación de estas exigencias, lo cierto es un pacto de gobernabilidad no puede estar de forma permanente a la intemperie de estas modificaciones porque le debilita y le resta operatividad. Así debería entenderlo Podemos, tenerlo en cuenta PSOE y Més y todos juntos actuar con lealtad y confianza.

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