Puede ser un alivio, pero digamos que el progreso resulta insuficiente. Si el informe PISA de hace tres años dejaba de manifiesto una grave carencia de comprensión lectora por parte del alumnado balear, el desvelado ayer significa un claro avance en este apartado. Aún que se ha mejorado en diez puntos, no se logra sin embargo alcanzar la media estatal y, por otro lado, se mantiene el estancamiento en cuanto a comprensión científica y conocimientos en matemáticas. En este último apartado, solo se ha aumentado un punto con respecto al anterior informe.
El sistema docente balear puede estar situándose, por tanto, en la línea adecuada pero aún le queda mucho por hacer para alcanzar la normalidad didáctica en las aulas de la enseñanza reglada. Tanto que hasta el departamento autonómico de Educación lo admite. El conseller March reconoce que se debe mejorar notablemente en matemáticas. En cualquier caso, éstos no son los únicos números que se deben hacer porque la última edición del informe PISA realiza otras advertencias en materias que no pueden ser consideradas marías en el ámbito docente. Una de ellas es la llamada de atención sobre el gran número de alumnos repetidores. Uno de cada tres escolares de 15 años repite curso. Es un promedio que está 20 puntos por encima de la media europea. Demasiado, evidentemente. Habrá que hacer caso a la recomendación de PISA en el sentido de revisar las políticas de repetición, bajo el principio de que "repetir no supone un avance ni una mejora a nivel global ni individual".
También habrá que prestar especial atención a la circunstancia de que el alumnado inmigrante rinda bastante menos. En Balears se queda atrás con una diferencia que es muy superior a las medias registradas en este apartado en la UE y en la OCDE. Este probablemente sea un hecho muy vinculado al fenómeno migratorio que está afectando al archipiélago en los últimos años. Hay gran movilidad de población y por tanto también constante movimiento en las aulas que, sin duda, acaba incidiendo sobre la evaluación final de informes como el PISA que, por otro lado, no difieren en lo sustancial de las valoraciones que había divulgado la propia conselleria y otras instituciones en los últimos tiempos.
Parece, por tanto, que se tiene un certero diagnóstico de la realidad. Ahora se tratará, en consecuencia, de aplicar metodologías que consigan mejorarla. El informe PISA y otras evaluaciones docentes semejantes solo tiene sentido y utilidad si logran contribuir y estimular el avance de los sistemas docentes que en Balears y España también deben pasar invariablemente por la estabilidad y el consenso alejado de intereses políticos. No se puede estar siempre pendiente de la reválida de turno. Si se aclara y mejora el método a aplicar, igualmente se obtendrán resultados más alentadores en el próximo PISA.
