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Llorenç Riera

Un Parlament sin presidencia efectiva

Pese a las apariencias y a las declaraciones que puedan indicar lo contrario, no está todo garantizado y, por tanto, no se puede asegurar la estabilidad. La decisión del Comité de Garantías de Podemos de expulsar de la formación a la mismísima presidenta del Parlament, Xelo Huertas, a la también diputada Montse Seijas y al científico Daniel Bachiller, tiene una doble vertiente interconectada. De un lado, al margen de la justificación que pueda tener la medida, consolida la ruptura en el seno de Podemos y manifiesta la rapidez con la que se ha contaminado de los viejos males y vicios de la política.

De otro, obliga a hacer cambios en las instituciones porque, sin adscripción política, Xelo Huertas no puede seguir en la presidencia del Parlament. Está en el alero, por tanto, la segunda representación, en cuanto a rango institucional, de la Comunidad. De la forma en que están sucediendo los hechos no puede descartarse del todo que el desgarre en el seno de Podemos afecte a la estabilidad del pacto de Govern. En principio, PSOE y Més han manifestado que no temen por los presupuestos de 2017, pero el hecho es que los morados ya han hecho algunos movimientos que trastocan en parte lo comprometido al aceptar las cuentas autonómicas para el próximo ejercicio.

Lo que sí ya es seguro es que la presidencia del Parlament permanece en estado de interinidad y hoy ya resulta escasamente efectiva. Xelo Huertas dispone de un plazo de siete días para presentar alegaciones a su expulsión y seguramente expresará sus motivos para oponerse a ella, del mismo modo que hizo con la suspensión cautelar de militancia. Montse Seijas, por su parte, ya ha dejado claro que recurrirá. Lo ha hecho con unas afirmaciones que garantizan la permanencia del enfrentamiento. Asegura que la echan por molesta y crítica, que han basado su expulsión en mentiras y que la decisión es una forma de "meter miedo a los compañeros". La tormenta no ha amainado, ni mucho menos. Es poco probable que Podemos logre zanjar los males de su división interna con unas expulsiones que, por otro lado, ya parecen claramente irreversibles.

El Comité de Garantías justifica la separación de Huertas, Seijas y Bachiller en la tolerancia cero frente a cualquier actitud que no defienda el interés general. Como se recordará, el conflicto se destapó con los indicios de que las dos parlamentarias habían maniobrado y presionado en beneficio de los convenios institucionales con el científico.

El PP ha pedido que la situación no afecte a las instituciones y El Pi achaca a Podemos los males que esta formación reprocha a otros partidos. Quizás lo más sensato sería que Xelo Huertas se aviniera cuanto antes a abandonar la presidencia del Parlament en beneficio de la estabilidad, pero todo hace pensar que esto no ocurrirá.

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