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Llorenç Riera

El desconcierto por el incumplimiento de Bauzá

José Ramón Bauzá parece empeñado en quedar enquistado como problema para su propio partido. Su actual comportamiento siembra el desconcierto en propios y extraños. También un considerable grado de indignación doméstica que no es precisamente lo que necesitan ahora los conservadores de Balears en largo periodo de recomposición.

Bauzá desbarata los planes del PP de las islas. Se convierte en el nuevo gran problema con apariencia de solución inconsistente. El expresident no ha conseguido su aspiración de obtener plaza en el Gobierno de Mariano Rajoy y no se resigna a permanecer solo en una plaza de senador que le sabe a poco y le ahonda en un anonimato oscuro para quien ha agitado el ojo de su propio huracán devastador hasta el punto de hacer perder 15 diputados al PP de las islas. Ahora se confirma también que arrasó la propia palabra de senador en representación autonómica porque Bauzá había aceptado la renuncia a la dirección regional a cambio de asegurarse escaño en la Cámara Alta y no volver a repetir el intento de liderar a los conservadores de Balears.

No hay modo coherente de hallar justificación política y estratégica a su comportamiento actual. La candidatura de Bauzá para recuperar la presidencia del PP es un planteamiento sin cimientos. Quien ha llevado al partido a su mayor derrota y ha provocado la contestación social en un sector considerable de la población queda inhabilitado para recuperar las riendas. Ni siquiera parece viable la alternativa de obtener una pequeña cuota de poder a la sombra de los regionalistas de Biel Company.

Bauzá habrá logrado abrir una nueva crisis en el PP cuando algunas de las heridas anteriores estaban en condiciones de cicatrizar. Desde la calle Génova de Madrid se había pedido candidatura única para volver a poner rostro y eficacia al PP de Balears. De este modo también se garantizaba un congreso regional rápido.

La iniciativa lanzada al aire por la actualización de la vieja alianza entre Bauzá y Delgado, en la entrada del partido que no les abre la puerta, tiene escasos visos de seguir adelante. De momento, sin embargo, poco ayuda a la imagen del PP. Decepciona al entorno "engañado" de la alternativa de Jaime Martínez que sí mantiene capacidad de diálogo y consenso y genera una creciente malestar entre los regionalistas de Company, Sagreras y demás renovadores que topan con el obstáculo y el ruido que menos esperaban. El PP continúa teniendo demasiados problemas en casa.

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