Diario de Mallorca

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El David que lleva el nombre de Valonia se enfrenta a los Goliats de Canadá y la Unión Europea a causa del tratado de libre comercio pendiente de firma entre europeos y canadienses. Pero no se sabe si en esta ocasión habrá una honda a mano para descalabrar a los gigantes. El arma que la pequeña región belga ha utilizado en su intento es la que la UE, en su infinita y probada incapacidad para dotarse de instrumentos pragmáticos de toma de decisiones, ha ideado para la ratificación de ese tipo de tratados, unida a la particularidad del Estado belga, que se divide como se sabe entre flamencos y valones. Si Valonia no aprueba el tratado, Bélgica no puede firmarlo. Si Bélgica no lo hace, la Unión entera queda atada de manos mientras sus pies corren de un lado para otro en busca de una solución.

El gesto de Valonia, como el de cualquiera de los muchos davides que ha habido en la historia de la humanidad, resulta simpático. Su trasfondo, más aún. La razón que lleva a los valones a rebelarse contra el nuevo tratado de libre comercio viene de lejos: se encuentra en el fundamento mismo del mercado libre que aparece como la panacea para el bienestar económico. Aplicar esas liberalidades lleva a que las compañías multinacionales proliferen y crezcan, cuestión que, como las pescadillas que se echan a la sartén, se muerde la cola, porque la proliferación y el crecimiento son el sostén mismo del bienestar económico. Si la economía no crece, el país, cualquier país, entra en crisis. Pero si crece por esa vía las multinacionales se expanden y, de paso, cierran sus empresas en los emplazamientos de las regiones prósperas como Valonia para llevárselos a lugares en los que haya que pagar pocos impuestos y menos salarios.

Los valones se rebelan contra esa ecuación que está destruyendo la clase media de casi todos los países desarrollados. Incluso la de los Estados Unidos; cabe recordar que en el descontento que genera ese declive se encuentra el único asidero electoral de Donald Trump. Pero al margen de lo que vaya a suceder en esta historia particular de Valonia contra el resto del mundo está por resolver el asunto de mucha mayor trascendencia del algoritmo que liga la prosperidad económica de un país a la ruina de sus ciudadanos. El auge de la robótica y el predominio de la globalización acentúan las sospechas acerca del mundo que se nos viene encima, un mundo en el que los empleos desaparecen y el Estado del Bienestar se derrumba. Con la paradoja que nos lleva a tener que elegir entre caer en una crisis como la que todavía vivimos nosotros o bien un crecimiento que llevará a buena parte de la población al paro. Ojalá que supiésemos dónde está la honda capaz de resolver esa tragedia. Recuérdese la definición original de tragedia griega que apareció al inventarse ese género literario. Trágico es aquello que resulta a la vez necesario e imposible. En ésas estamos.

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