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Llorenç Riera

Consulta y quirófano se acercan al paciente

Al menos se logra domesticar un tanto la ansiedad que produce la incertidumbre de un diagnóstico y un remedio postergado. Si damos por buenos los últimos datos de las listas de espera facilitados ayer por la conselleria de Salud, deberemos entender que paciente y servicio asistencial público tienden a reconciliarse por aproximación. El Ib-Salut es el mediador efectivo de un acercamiento que halla su mejor efectividad en una inversión de 14 millones, a lo largo del presente año, para actividades extraordinarias y para combatir las listas de espera. De este modo, los profesionales de la sanidad pueden trabajar más tiempo con mayor dedicación. También se pueden volver a realizar inversiones. Ahora se adquirirá equipamiento para practicar resonancias en el hospital de Manacor, una prueba que resulta clave en muchos diagnósticos y que todavía arrastra una demora de 78 días de media.

Pero aún con ello y otras carencias los responsables del Ib-Salut están muy satisfechos porque han logrado dar un tijeretazo significativo a las listas de espera, tanto para consultas de especialista como para intervenciones quirúrgicas. En el tercer trimestre del año les han arañado, en ambos casos, una media de 33 días con lo que ello significa en pleno periodo estival, cuando las vacaciones dejan a muchos equipos sanitarios bajo mínimos.

Hoy se debe tener paciencia durante 84 días de media para poder ser operado. Un total de 13.152 pacientes están en estas condiciones cuando hace un año eran 611 más y además, debían esperar 117 días de promedio. Por lo que respecta a la vista a un especialista, la demora baja de 90 a 57 días y afecta a 45.827 personas. Son 15.669 menos que 12 meses atrás. Dentro de todo ello, en situaciones especialmente delicadas, como la del cáncer, se logra pasar del diagnóstico a la operación en una fase de unos 20 días.

Salud ha conseguido avances relevantes en lo que sigue siendo su gran baza, la aproximación, en cuanto a tiempos de atención, entre médico y paciente. Siguiendo esta misma línea, anuncia para el próximo año, la recuperación del decreto de garantías de demora, ese que remite a la sanidad privada en el caso de que la pública no pueda atenderte en el tiempo que se considera prudencial. En la práctica es un recurso mantenido en reserva porque, que se sepa, nadie lo utiliza. Ni al Ib-Salut le interesa servirse de él y, en último extremo, parece predominar la confianza en la sanidad pública.

A partir de enero también cambiará el sistema de difusión de las listas de espera. En vez de los actuales balances trimestrales aparecerán con actualización permanente en una página web. Este método facilitará mejor información pero no servirá de agenda o programación efectiva por parte del paciente porque, como resulta lógico, la prioridad variable siempre vendrá determinada por un criterio médico. El hecho es que, de momento, las listas de espera se vuelven más amables en su dimensión y en su administración.

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