Una vez más, nos vemos obligados a clarificar cuál es el posicionamiento empresarial en relación a aspectos clave, que en estos momentos están marcando la agenda turística del Govern y son susceptibles de condicionar la estrategia social y económica futura de Baleares.

En primer lugar, conviene aclarar que la ´saturación´ no encuentra su origen en el aumento de la capacidad de alojamiento de la oferta reglada, esto es hoteles, hoteles apartamentos y apartamentos turísticos, pues apenas han aumentado en 1.500 plazas durante los últimos quince años (100 plazas año), manteniéndose los niveles de ocupación en términos similares. Sólo como reflexión, indicarles que las ocupaciones hoteleras del mes de septiembre han sido superiores a las de años anteriores, sin contar en ese momento con la misma sensación de saturación reiterada y anunciada durante toda la temporada.

¿Dónde está pues el origen del problema? En el crecimiento exponencial que ha experimentado la capacidad proveniente de la oferta ilegal. Y la denominamos ilegal porque en Balears, a diferencia de otras comunidades, la ley 8/2012 del turismo de las Islas Baleares y decreto 20/2015 de desarrollo reglamentario de la misma, regulan el alquiler turístico vacacional, especificando claramente en sus artículos 50 y siguientes y 106 y siguientes respectivamente, que sólo las viviendas unifamilares aisladas o entremedianeras o pareadas son susceptibles de incorporarse al sistema turístico.

Por tanto, el alquiler turístico está regulado y excluye explícitamente el uso de edificios plurifamiliares con finalidad turística. Sin embargo, la inacción de la administración en el cumplimiento de esta norma, ha disparado la comercialización de pisos, apartamentos y otros inmuebles a la sombra de una coyuntura favorable.

Las consecuencias de esta realidad están envueltas en un falso discurso sobre ´saturación´, ´límites´ ´capacidad de carga´ y un largo etcétera de conceptos que se agrupan de forma errónea bajo el término de ´sostenibilidad´, llevándonos a que el ejecutivo esté, en estos momentos, diseñando una norma que persigue normalizar dicha situación y que, por tanto, va destinada a incrementar la capacidad de alojamiento (en lugar de reducirla), a superar todavía más la ´capacidad de carga´ (en lugar de hacer frente a los impactos ambientales), a empeorar el mercado laboral (en lugar de fomentar el empleo de calidad), a amparar la economía sumergida (en lugar de perseguirla), a incrementar los conflictos sociales (en lugar de facilitar la convivencia y el acceso a la vivienda)€ en definitiva a quebrar el modelo turístico que durante años ha revertido en mejoras de bienestar social y que, más allá de suspicacias ideológicas de todo tipo, sigue siendo la mejor opción para el desarrollo económico y social de estas islas.

Los empresarios apostamos por un modelo turístico orientado a generar valor, en términos amplios, valor social, valor ambiental y valor económico, lo cual no tiene nada que ver, ni con el egoísmo empresarial, ni con la monopolización, sino que responde a un conocimiento profundo de los sectores que operan en el mercado turístico, dentro y fuera del archipiélago, y que nos llevan a apostar por una estrategia basada en un consumo cero de territorio (que maximice no sólo la cantidad sino la calidad de los recursos naturales y protección del paisaje) y en el crecimiento cero de la capacidad (basada, pues, en inversión para la rehabilitación y modernización), la diversificación (tanto de productos como de mercados) y como vía no sólo para generar más y mejor empleo sino para garantizar la equidad y la cohesión social.

No nos dejemos engañar, la riqueza, para distribuirla, hay que generarla dentro del sistema (no fuera), desde la mejora continua (no desde la inercia preestablecida), con rigurosidad y conocimiento (sin improvisación) y desde el cumplimento y respeto a las normas (no desde el aperturismo para incumplirlas), pues sólo de esta forma se puede sostener el estado de bienestar y garantizar la prosperidad de nuestra sociedad. ¿Verdad que cuando hablamos de sostenibilidad nos referimos a esto: a vivir un presente que garantice un futuro? Los empresarios hoteleros de esta tierra están en ello. La inversión de valor en curso, no sólo está añadiendo valor social, sino que permitirá garantizar el liderazgo de Balears como destino turístico. Seguimos poniendo a disposición del gobierno el conocimiento empresarial, para dejando de lado la demagogia, trabajar conjuntamente en la toma de decisiones desde el consenso y no desde la imposición, agregando valor social y garantizando juntos un futuro mejor a través de la mejora del bienestar de nuestra sociedad.

*Presidente Ejecutivo de la Federación Empresarial hotelera de Mallorca