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Llorenç Riera

Obligación y necesidad de ahorrar

Aparte de su sutancial componente económico, ahorrar o dejar de hacerlo significa y delata muchas cosas. Cuando menos, desvela comportamientos, estados de ánimo y coyunturas, tanto individuales como colectivas. Por eso no debe resultar extraño que el efecto de la cruenta crisis económica, seguida de una aplastante ocupación turística, haya tenido reflejo inmediato en los movimientos y la estabilidad de las cuentas bancarias de los baleares. Lo hace con unos trazos muy definidos que las demarcan por completo de la tónica más generalizada en España.

Nada de aventuras y riesgos. El escarmiento ha sido suficiente. El ahorro es conservador por definición, pero todavía lo es más después de una gran sacudida económica y cuando la rentabilidad del depósito bancario se ha esfumado. También porque, frente a este panorama, restan muy pocas cosas más por hacer.

Dentro de estas coordenadas podemos comenzar a explicar que, según justifica el Banco de España, el ahorro en Balears haya alcanzado niveles históricos en el segundo trimestre de 2016, hasta situarse en los 22.005 millones de euros. Es un crecimiento del 5,7% cuando en el conjunto de España el aumento es prácticamente insignificante, solo del 0,1%. Los datos son todavía más elocuentes si se tiene en cuenta que tradicionalmente en Balears es en el tercer trimestre del año cuando se acumula más ahorro porque es la época en la que se obtiene el rédito de la temporada turística.

No todo el dinero guardado está en cuentas bancarias tradicionales. Las propias entidades afectadas cuidan de hacer la observación de que por lo menos un tercio del ahorro se mantiene en fondos de inversión, en planes de pensiones y otros productos semejantes con lo que, en su conjunto, la cifra ahorra podría llegar a sumar los 30.000 millones con toda facilidad. Hoy, la gente de estas islas ahorra en cuentas a la vista o libretas de ahorro fundamentalmente por dos motivos, porque después del escarmiento de crisis ha adquirido conciencia de la necesidad de mantener la liquidez y porque no hay oferta mejor. La rentabilidad de los depósitos a plazo fijo ha quedado estrangulada. Basta decir que en un año, en estas islas, han bajado de 8.693 millones a 6.843. En cambio, las libretas a la vista han pasado de disponer de 11.478 millones a acumular 14.327 millones.

Si se ahorra más, por pura deducción, a no ser que falle el sentido de la responsabilidad, también se debe menos. Balears ya no es la autonomía con peor ratio de endeudamiento de España. En 2009 se llegó a deber 46.661 millones a los bancos. Hoy son 32.280, unos 751 menos que hace un año. Los créditos disminuyen porque ha bajado el crecimiento, pero también porque la gente hace lo posible para saldar las deudas contraídas en los mejores tiempos de bonanza y porque, como es sabido, los bancos no tienen la mano tan ligera para hacer concesiones. Quedan instalados nuevos hábitos en la administración de todo tipo de ahorro.

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