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Llorenç Riera

El futuro vencerá a los jóvenes de Balears

En términos globales, la preferencia de los jóvenes de hoy por lo inmediato y fácil acabará estrangulando el futuro de los adultos del mañana. No hay forma de corregir la pésima situación de los niveles de educación que viene arrastrando Balears desde hace muchos años, lo cual, añadido a la temporalidad y fragilidad del empleo, junto al desmantelamiento progresivo de todo el tejido industrial y de los demás procesos productivos desvinculados del turismo, dibuja un panorama muy poco alentador.

El archipiélago sucumbe bajo sus impresionantes cifras de ocupación turística. Las cotas ascendentes de número de visitantes y de plazas de alojamiento diversificadas tienen el contrapeso y la enorme atadura del descuido en la formación académica y profesional de las generaciones jóvenes establecidas en Balears. Por tanto, la falta de financiación autonómica, injusta y real, no es, ni mucho menos, el déficit más vital de estas islas. Hay otra carencia más profunda consistente en la pérdida de interés por la formación personal que también acaba en desestructuración colectiva. Todas las valoraciones negativas europeas de educación empiezan en Balears, lo cual termina empeorando de forma determinante los índices del estado y opciones vitales generales de la juventud de las islas. Triste y decepcionante privilegio.

La comunidad balear es el lugar, no solo de España, sino de toda Europa, con mayor abandono escolar temprano, la que cuenta con menor proporción de jóvenes menores de 15 años que estudian, también la que dispone de menos personas mayores de 18 años formándose y donde se registra el número inferior de universitarios veinteañeros. Lo acaba de desvelar el proyectoscopio sobre adolescencia y juventud, a modo de índice global educativo, del Centro Reina Sofía. Es una evaluación vinculada a la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción.

Si el cálculo de las estadísticas de Eurostat indica que el índice educativo de la Unión Europea se cifra en 0,58, el de España se queda en el 0,52 y el de Balears en un alarmante 0,18. Llama la atención el abismo que se ha abierto dentro de las comunidades españolas. El País Vasco puede presumir de un alentador 0,75.

La pésima situación de los índices educativos vinculados a Balears desbarata todos los demás indicadores de la juventud de las islas relacionados con su calidad de vida, el empleo, las posibilidades de emancipación y el uso de nuevas tecnologías que, a no ser por la falta de formación académica, contribuirían a mejorar la media de toda la situación juvenil. El único indicador educativo que no deja a Balears en último lugar es el de quienes estudian bachillerato o un equivalente y a su vez una lengua extranjera. Pero hasta en este punto se está por debajo de la media española. Incluso se ha detectado que los parados de otras comunidades se mueven mucho más que los baleares para procurarse formación. Parece que aquí la temporalidad y lo inmediato se han vuelto norma de vida.

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