El "no" al acuerdo de paz colombiano ha sido patrocinado sobe todo por el expresidente Uribe, un conservador que ha generado el llamado 'uribismo' a través de su partido Centro Democrático. Por ello, la oposición al proceso auspiciado por el actual presidente Juan Manuel Santos, que fue ministro de aquél, ha sido tildada de reaccionaria y desautorizada por los medios políticos latinoamericanos que podrían denominarse no sin esfuerzo, en ocasiones progresistas.
Este automatismo simplón en la generación de epítetos y calificativos que responden a tópicos y no a ideas es la prueba más palmaria de la claudicación de la izquierda en la defensa de determinados valores. Los principios elementales de la democracia parlamentaria estado de derecho, imperio de la ley, derechos humanos, transparencia no deberían sr patrimonio de la derecha, y menos en casos como el que suscita estas líneas. En la lucha del Estado contra la guerrilla, ambas partes, pero sobre todo esta última, cometieron crímenes atroces, violaciones salvajes de los derechos humanos, que no se pueden zanjar mediante la firma de un acuerdo de paz. Porque la paz es obra de justicia, y esta no existe si no hay juicio y sanción a los que transgreden la legalidad democrática.
