Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llorenç Riera

La firmeza del PSIB en su rechazo a Rajoy

Dada la precipitación de acontecimientos y de reacciones imprevistas, todavía es muy pronto para vislumbrar cómo se resolverá la ruptura del PSOE, en el caso de que sea posible coserla, ahora que los barones del griterío han puesto de moda este verbo mientras utilizan la aguja para pincharse entre ellos. Pero la gravedad del momento impide permanecer impasibles.

Pedro Sánchez ha perdido y con él los socialistas de Balears que se habían sumado sin paliativos al "no es no" del secretario general dimitido. El PSIB se reafirma en su posición y, por lo menos hoy, parece dispuesto a pagar cualquier precio por una convicción que tiene visos de volverse disidencia.

Todo es posible cuando lo que se auguraba imposible se ha convertido en cruenta realidad. No tenía sentido echar a Pedro Sánchez para defender sus mismas tesis. La presidenta de la gestora, Javier Fernández, sostiene que "la peor opción es ir a elecciones", pero el representante balear en ella, Francesc Antich, dice que no se puede imponer una abstención para abrir el paso a Mariano Rajoy. En todo caso, remite la solución a la militancia y a un nuevo comité federal.

En la misma línea, la presidenta Armengol sigue manteniendo su rechazo a la renovación de un gobierno del PP y ayer, desde Formentera, se disculpaba por el espectáculo dado y por no haber sabido estar a la altura de las circunstancias. Pedro Sánchez ha caído pero el PSIB no. Apuntala la coherencia a riesgo de quedarse con sus compañeros catalanes del PSC como únicos referentes. De las manifestaciones efectuadas ayer se deduce que por lo menos dos diputados de Balears contemplan la posibilidad de romper la disciplina de voto en el caso de que el PSOE acabe absteniéndose. Son Pere Joan Pons y la ibicenca Sofia Erranz, una diputada que figuraba en las listas a petición expresa de Pedro Sánchez.

En lo que parecen coincidir todos de momento es en que cuánto ocurra o se derive de Madrid no afectará al Pacto de Balears. Los implicados hablan de la necesidad de blindarlo. Eso, mientras no cambien las circunstancias ni las posiciones cuando todo sigue siendo muy vulnerable.

De inmediato han saltado también precipitados intentos de pescar en río revuelto y de agitar, todavía más, la convulsión política. Podemos y Més han abierto las puertas a "los socialistas de corazón", una llamada a la disidencia que el aludido Vicenç Thomàs ha considerado "operación de mal gusto". Permanecen dos grandes ámbitos abiertos, uno en la calle Ferraz de Madrid que se plantea cómo debe recomponer un PSOE hecho añicos y otro en el Consolat de Mar de Palma que intenta por todos los medios que el desastre socialista no contamine a un Govern que, con los últimos ceses, también ha mostrado sus roturas.

Compartir el artículo

stats