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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

PSOE, la marca roja del PP

Le sobran defectos, pero lo peor de Pedro Sánchez son sus críticos. La mitad del PSOE ha imputado a su secretario general, a quien consideran más odioso que Trump o Kim Jong Un. Le culpan de no votar al PP, sin duda un crimen infamante para un socialista. Pretenden sustituirlo para abrazarse a Rajoy y convertirse en la marca roja del PP, que ya cuenta con la marca naranja de Ciudadanos. Era intolerable que un líder de la izquierda pretendiera encabezar un Gobierno de izquierdas, como ha denunciado con acierto Felipe González. Sí, el que se postró ante Baltasar Garzón, Greenpeace y Jordi Pujol para mantenerse en La Moncloa.

La sabia maniobra de los críticos del PSOE debería ir acompañada del aparato legal pertinente. Con una mínima reforma de la Ley Electoral, en los presumibles terceros comicios se prohibirá el voto a cualquier candidatura que no esté encabezada por Rajoy, el de los papeles en negro de Bárcenas. De este modo se solucionarán de antemano las lamentables disquisiciones postelectorales, y se aliviarán las crisis de partidos condenados a la disolución por verse obligados a apoyar al PP. Véanse las extinciones inminentes de PSOE y Ciudadanos.

Un error de perspectiva propone salvar al PSOE de Sánchez, pero es más urgente salvar al PSOE de sus salvadores. Se requiere un paso más de los críticos. González no puede limitarse a gimotear por haberse convertido en la única persona que se dejó engañar por Sánchez. El expresidente socialista ha de anunciar que votará a Rajoy en las próximas elecciones, y prometerá la condenación eterna a los izquierdas que pretendan otra opción. Abominará asimismo de la consulta directa a la militancia, típica de populistas como los venezolanos y el SPD alemán. Entretanto, proseguirá la fatigosa búsqueda de un votante del PSOE que en junio se dirigiera a las urnas para que sus representantes invistieran a Rajoy. Sánchez ha cometido el crimen de cumplir con su palabra, dato inconcebible en un político. En la magistral distinción de Cipolla, el estúpido se distingue del malvado en que el primero hace el mal sin obtener beneficio a cambio. Y no hablaba del PSOE.

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