Quien avisa no es traidor: los dos principales partidos provenientes del extinguido bipartidismo cometerían un error muy abultado y de difícil remedio si, por el prurito de no tomar la iniciativa, omitieran ambos la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) para posibilitar la celebración de las próximas elecciones generales el 18 de diciembre en lugar del 25, día de Navidad. La reforma, que consiste en abreviar a una semana la campaña electoral, no llegará a tiempo si no se emprende inmediatamente después del 26S, y bien pudiera ser que nadie quiera asumir el desgaste de haber dado por irremisibles unas terceras elecciones.
Navidad conviene recordarlo es una fiesta muy resonante en España en la que suelen reunirse los grupos familiares dispersos. Por esta razón, muchas personas están en localidades alejadas de su lugar de empadronamiento y prácticamente todo el mundo la fiesta religiosa se superpone al laico solsticio de invierno desea celebrar el evento en la esfera privada, sin requerimientos externos ni intromisiones intempestivas. De ahí que unas elecciones ese día no sólo arrojarían justificada abstención sino que podrían dar lugar a un boicot airado de los electores, que podría crear dificultades incluso para constituir las mesas, cuyos miembros serían gravemente penalizados. Conviene recordar todas estas cosas para que nadie pueda alegar olvido o error.
